El sillón-rascador

¿Por qué me mira así? ¿Por qué me habla de forma tan ñoña?

Soy una gata, no un bebé y comprendo perfectamente lo que me dice.

Raisa jugando con la pantalla del ordenador.

Entiendo su idioma. Ella es la que no se entera de nada.

Pero a quién se le ocurre comprar un sillón tan colorido y de una tela tan apropiada para mis uñas. Es el rascador más molón del universo: grande, firme, mullido, cálido y, además, terapéutico.

Toca siesta

¡Qué bien me agarro a él! ¡Qué fantástico ejercicio para mis 230 huesos! Y, cuando toca siesta, me acurruco enroscada en el asiento, coloco mi lomo pegado al respaldo, mi cabeza apoyada en las patas delanteras y a dormir.

Yo, feliz; en cambio, esta humana se enfada, cubre el sillón de trapos e intenta ahuyentarme. ¡Qué carácter! Ni que fuera un delito desestresarse.

Por ahora, voy a tranquilizarla: pasaré unos días sin acercarme a mi súper-rascador, pero, en cuanto se confíe, ¡zas! mis zarpas reconquistarán el territorio.

¡Suscríbete y te regalo una rosquilla!

Al suscribirte manifiestas tu acuerdo con nuestra política de privacidad. Puedes darte de baja en cualquier momento.

Deja una respuesta

Lo Que Captura La Mirada background image

Descubre más desde Lo Que Captura La Mirada

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo