Para leer

22Oct

Comer mierda (1/2)

Visto el título, a más de dos no les apetecerá ni seguir leyendo ni lo otro. Para quienes mantengan impasible el ademán, ahí va.

El recreo se hacía en el patio interior del edificio del colegio, formado por las traseras de la caja de ahorros y las paredes de la iglesia. Era un espacio estrecho que no conocía el sol ni en agosto. El suelo de cemento acumulaba una suerte de barrillo gris, producto de las cientos de pisadas de los niños —no había niñas— que lo ensuciaban todo con sus botas gorila.

De aquel lugar guardo dos recuerdos imborrables, como las manchas de mora: uno erótico y el otro gastronómico. El primero es heredero del segundo, pero a efectos de esta historia invertiré el orden.

Visto el título, a más de dos no les apetecerá ni seguir leyendo ni lo otro. Para quienes mantengan impasible el ademán, ahí va.

El caso es que aquella mañana de febrero hacía frío, mucho frío. A las 11 nos mandan al recreo. Salíamos con abrigo, gorro y, los más pijos, hasta con guantes. Vigilados por don José Duclos, cuyo apellido no olvidaré nunca porque lo escribía en la pizarra para que le mandásemos regalos en Navidad, nos dedicamos a corretear por el mini patio, nos quitamos el frío y relajamos el culo, tieso como un palo después de dos horas de pupitre; de paso, caía el bocadillo de mortadela del martes. Don José vigilaba, entre cigarro y cigarro, y atendía al pelota de turno que tenía necesidad de consultarle la regla de tres a aquel portento de las matemáticas.

Mediado el recreo de media hora, don José Duclos se marchaba a tomar un café, dejando en su lugar un montón de colillas como recuerdo.

El alivio de su ausencia nos dejaba mostrarnos como éramos: unos auténticos cafres y disfrutar de unos minutos para el recreo como Dios manda. No consta que Dios mande en los recreos, pero es lo que hay.

A menudo, el currusco del bocadillo era tan duro que acababa tirado en el suelo y usado como pelota. Así, el patio, tras el recreo, parecía los restos de una panadería bombardeada, lleno de trozos de pan.

La guerra

Y en aquel recreo, alguien tuvo la brillante idea de montar una guerra de curruscos.

Dos ejércitos de niños con las mejillas rojas de frío se enfrentaron a curruscazos, tirándose la abundante munición que había en el suelo. La victoria no estaba clara para nadie, y los panes volaban de un lado al otro del patio, hiriendo de mierda a quienes les caían .

Y en esto apareció don José. Su llegada fue anunciada por el humo de su permanente colilla. Tras él, sus ojillos fríos y todo arropado con su gabardina de Roberto Alcázar.

La guerra se detuvo de inmediato; los panes cayeron al suelo como el plomo, y la paloma de la paz sobrevoló nuestras cabezas.

Los dos ejércitos nos rendimos ante Duclos; solo nos quedaba esperar la pena impuesta.

Lo primero que hizo fue ponernos en formación de cuatro en fondo. Después, cual general Patton, nos arengó hablando del pan bendito, del hambre de los chinitos y del hombre del saco. Por último, ordenó recoger del suelo pringoso un currusco a cada uno de nosotros, y a la voz de «ya», hizo que nos los comiéramos.

La escena podía formar parte de alguna película del neorrealismo o de algún cuento de Dickens. Treinta o cuarenta muchachos mordisqueando aquel pan pringoso de barrillo, vigilados por aquel SS.

A algún listillo que había cogido un currusco medio limpio, don José Duclos se lo hacía rebozar por el suelo hasta que quedase bien empapado, y así, todos nosotros —menos el pelota de la regla de tres— supimos lo que es comer mierda.

PD: La parte erótica del cuento está pasando la censura eclesiástica. Cuando obtenga el Nihil Obstat, la publicaré.

21Oct

Políticamente correcto, chorrada total

En Para leer por Pepógrafo / 21/10/2024 / 2 Comentarios

Lo políticamente correcto es como ese amigo que siempre aparece en las reuniones y te mira con cara de sota cuando cuentas un chiste verde. “¿De verdad vas a decir eso?” te pregunta con la mirada de quien se cree guardián de la moral universal, mientras tú solo querías sacar unas risas.

Antes, uno contaba un chiste y si la gente se reía, misión cumplida. Ahora, antes de abrir la boca, tienes que hacer una auditoría interna para asegurarte de que tu comentario no ofenda a nadie en un radio de 10 kilómetros. ¿Un chiste sobre rubios? Cuidado, no vaya a ser que un rubio del quinto piso te escuche y se sienta marginado. ¿Hiciste una broma sobre perros que llevan jerséis ? Prepárate para un discurso de 20 minutos sobre el respeto a la identidad canina y los derechos de los chihuahuas frioleros.

Lo políticamente correcto hace que no puedas hablar de los perros

El problema de lo políticamente correcto es que todo lo que decimos debe pasar por un filtro que convierte el lenguaje en un plato de sopa de hospital. No puedes decir “gordo”, tienes que decir “persona de complexión robusta”. No es “vago”, es “individuo en fase de reflexión laboral”. Y no, por favor, no se te ocurra decir “viejo”, son “personas con más primaveras”. ¡A ver si empiezas a hacer los cálculos! Si sigues estas reglas, terminas necesitando un manual de instrucciones para tener una conversación sin acabar crucificado en Twitter.

La comida

Incluso la comida está bajo la lupa. Ya no puedes decir “me gusta la comida mexicana” sin que alguien te acuse de apropiación cultural. Si te gusta el cerdo , ten cuidado de cómo lo mencionas, no sea que termines ofendiendo al vecino argelino de tu bloque.

El colmo es cuando te invitan a una cena y el anfitrión te pregunta si tienes alguna intolerancia alimentaria. Respondes inocentemente que no, y de pronto te das cuenta de que eres el único que no es vegano, no sigue la dieta keto o no lleva una alimentación “libre de gluten, lactosa, y de mercado de proximidad. Mientras masticas tu filete, todo el mundo te mira como si estuvieras cometiendo un crimen de lesa humanidad.

En este mundo, ser políticamente correcto significa vivir con miedo a la palabra equivocada, al chiste inapropiado y, sobre todo, al juicio de los demás. Así que, si me perdonas , me retiro antes de que alguien se ofenda con lo que acabo de escribir… pero por si acaso, me disculpo por adelantado.

16Oct

Otoño en el valle del Ambroz

En Para leer por Pepógrafo / 16/10/2024 / 2 Comentarios

 El otoño en el Valle del Ambroz es una época mágica y llena de color. Este valle, situado en el norte de la provincia de Cáceres, en Extremadura, se transforma en un espectáculo natural durante esta estación. Los árboles de hoja caduca, como los robles, castaños y nogales, cambian sus verdes hojas por tonos dorados, rojos y marrones, creando un paisaje impresionante.

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09Oct

¡No me queda más remedio!

En Para leer por Pepógrafo / 09/10/2024 / 1 comentario

La tercera acepción de mártir en el diccionario es: «Persona que se sacrifica en el cumplimiento de sus obligaciones». Ninguna definición ha descrito, sin embargo, otra forma de martirio: el automartirio o, en extenso, «persona que se sacrifica vaya usted a saber por qué».

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07Oct

Susceptibles

Los susceptibles son esas criaturas delicadas que habitan entre nosotros, siempre al acecho de cualquier comentario inofensivo que puedan convertir en un drama digno de culebrón . Ser susceptible es casi un superpoder. Mientras el resto de la humanidad podemos pasar el día sin preocuparnos por cada palabra dicha, ellos tienen la capacidad asombrosa de encontrar ofensas ocultas donde nadie más ve nada. Son los James Bond de los malentendidos.

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03Oct

Pedir perdón

En Para leer por Pepógrafo / 03/10/2024 / 2 Comentarios

Últimamente está de moda pedir perdón, mejor dicho, que te pidan perdón. El presidente de México, de apellido López, le exige al rey de España que le pida perdón por lo que hicieran los antepasados de López. Y digo yo que debería pedírselo a sus tatatatararabuelos. O mejor todavía, debería exigirles a los Mexicas, que sacrificaban entre veinte y treinta mil colegas al año, que se disculparan, si es que queda alguno para hacerlo.

En fin, al hilo de estas historias, me he puesto a pensar sobre quien tiene que pedirme perdón, que lo pida yo da para otro capítulo. He pensado una lista de ofensores y ofensas que transcribo seguidamente clasificadas por etapas de la vida

La Infancia

  • 1 Mi madre, por obligarme a ir al colegio con evidentes y dolorosos retorcijones de barriga.
  • 2 Mi padre por hacerme un silbato de lata y una espada de madera y no dejarme fumar.
  • 3 Mi hermana mayor por ponerme en contacto con sustancias cancerígenas al mandarme comprar su tabaco
  • 4 Mi hermano de en medio por sacarme de la piscina a gritos para parecer mayor.
  • 5 Mi tío Pepe, por cambiar mis 50 monedas de la hucha por un billete de cincuenta haciendome creer que daba lo mismo y dejar la hucha muda
  • 6 El padre Goicoechea por la cantidad de hostias que repartió
  • 7 La madre Anunciación, por castigarme sin recreo hasta que no dejara de escribir con la izquierda.
  • 8 Don José Duclos por las pesadillas que me producían sus clases de matemáticas.
  • 9 Goyena, por reirse de mis orejas.
  • 10 Tía Rosario por lo bocadillos de chocolate terroso.
Está de moda pedir perdón, para eso este confesionario

Adolescencia

  • 1 Mi primera «novia» por irse con Felipe.
  • 2 Mi segunda «novia» por irse con Felipe
  • 3 Mi tercera «novia» por irse con Felipe
  • 4 Mi cuarta «novia» por irse con Felipe
  • 5 Mi quinta «novia» por irse con Felipe
  • 6 El cabrón de Felipe por razones obvias.
  • 7 Mi adolescencia por estar dedicada a las novias y al cabrón de Felipe.
  • 8 Tabacalera por los cigarros mentolados
  • 9 La de griego por suspenderme con 4,9
  • 10 Mis orejas, por hacerme parecer Dumbo.

Juventud

  • 1 El capitán Nardiz por meterme en el calabozo con evidente síntomas alcohólicos, los del capitán.
  • 2 Mi padre por morirse.
  • 3 El Manhattan por todos los litros de alcohol.
  • 5 Mi novia formal por no irse con Felipe.
  • 6 El señor Charro, jefe de personal, por inventarse mi causa de despido habiendo cien razones reales para hacerlo.
  • 7 El señor juez por casarme con mi novia formal.
  • 8 El banco de Bilbao por darme una hipoteca al 18%.
  • 9 Los cines de arte y ensayo por las películas peñazo.
  • 10 El paro, por hacerme sentir un inútil olímpico.

Y ya de mayorcito

  • 1 El jefe, por no saber hacer la o con un canuto.
  • 2 El riñón derecho, por fabricarme un cólico de puta madre.
  • 3 Mi ex, por llevarse las «1080 recetas de cocina» de Simone Ortega.
  • 4 Mi ex, por no llevarse la virgen fluorescente de su madre.
  • 5 Mis hijos, por irse de casa, echarse novia, romper con la novia y volver a casa.
  • 6 Mi gata, por morirse sin avisar.
  • 7 Mi psicóloga, por hacerme creer que tengo arreglo.
  • 8 El Rey Juan Carlos, por llevárselo calentito.
  • 9 Todos los miles y miles de hijos de la gran chingada que quieren que yo les pida perdón.
  • 10 y siempre el cabrón de Felipe

Está de moda pedir perdón, pues ahí tienes.

26Sep

Cuenta conmigo cuando no me necesites

En Para leer por Pepógrafo / 26/09/2024 / 2 Comentarios

Esta mañana llovía a cántaros, mis pies estaban sumergidos en las fosas Marianas, podía pasar por pez, anfibio, pulga de agua o cualquier otro bicho acuático. No había taxis, los autobuses no paraban y me dio por pensar todas las cosas que no suceden cuando las necesitas. Un dos tres, responda otra vez:

  1. Préstamos bancarios: ¡Claro, los bancos están más que dispuestos a prestarte dinero cuando ya tienes suficiente! Es como si te ofrecieran un paraguas solo cuando el sol brilla intensamente.
  2. Taxis en días soleados: ¿Necesitas un taxi cuando está lloviendo a cántaros? Buena suerte. Pero en un día soleado, hay tantos que podrías pensar que estás en una convención de taxistas.
  3. Ofertas de trabajo: Después de meses de búsqueda, finalmente consigues un trabajo. Y justo entonces, empiezan a llover ofertas de empleo. ¡Qué conveniente!
  4. Descuentos y promociones: Acabas de comprar algo carísimo y, al día siguiente, aparece una oferta con un 50% de descuento. ¡Perfecto!
  5. Consejos no solicitados: Cuando estás completamente perdido, nadie tiene nada que decir. Pero en cuanto encuentras tu camino, todos se convierten en expertos en el tema.
  6. Invitaciones a eventos: Pasas meses sin nada que hacer y, de repente, recibes invitación a 3 bodas el mismo fin de semana. ¡Ruina!
  7. Servicio al cliente: Cuando realmente necesitas ayuda, parece que «todos nuestros operadores» están ocupados. Pero si solo tienes una pregunta trivial, te atienden en segundos.
  8. Wi-Fi: La conexión a Internet es perfecta, hasta que haces una video llamada con tu novia en Cortegana, entonces ¡adiós señal!
  9. Lluvia y paraguas: Llevas un paraguas todo el día y no cae ni una gota. Pero el día que decides dejarlo en casa, ¡diluvio universal!
  10. Amigos y mudanzas: Nadie está disponible para ayudarte en la mudanza . Pero una vez que ya estás instalado, todos aparecen para la fiesta de inauguración.
  11. Seguros: son estupendos a la hora de vendértelos, eso sí, cuando los necesitas invocan la cláusula 234 que dice que en caso de rotura verde las han segado.
  12. Rebajas de ropa: Encuentras la camisa perfecta y, por supuesto, no está en rebajas. Pero una vez que la compras, mágicamente aparece en oferta la semana siguiente.
  13. Consejos de salud: Cuando estás sano, todos tienen consejos sobre cómo mantenerse en forma. Pero cuando estás enfermo, parece que nadie sabe qué hacer.
  14. Tráfico: Siempre hay tráfico cuando tienes prisa. Pero si sales con tiempo de sobra, las calles están tan vacías que podrías pensar que es un día festivo.
  15. Tecnología: Tu móvil funciona perfectamente hasta que tienes pagar la compra. Entonces, decide actualizarse o fallar sin previo aviso. Las 220 personas de la cola quieren asesinarte.
  16. Llamadas importantes: Nadie te llama en todo el día, pero en cuanto entras en la ducha, tu teléfono no para de sonar.

Mientras pensaba todas esas desgracias paró a mi lado un coche rojo, bajo la ventanilla, y una pelirroja de cine me dijo que me llevaba. Sentí tanto calor que mis pies flotaron sobre las aguas y se me secaron hasta los lagrimales de la impresión.

Cuando volví en mi, los municipales me estaban multando por atravesar la calle si mirar y casi ser atropellado por un coche rojo.

24Sep

Esta mañana de otoño en Cáceres


El otoño en Cáceres es un espectáculo de luz y sombra, donde las piedras antiguas tienen vida al reflejar el sol bajo el cielo azul claro. Cada rincón de la ciudad monumental cuenta una historia, y durante esas mañanas otoñales, el tiempo se detiene para que el visitante pueda disfrutar, sin prisa, de su luz.

Y de regalo te cuento la leyenda de Mansobará

La leyenda de la Mansaborá es una de las historias más fascinantes de Cáceres. Se remonta a la época de la reconquista cristiana de la ciudad en el siglo XIII, específicamente el 23 de abril de 1229, cuando las tropas del rey Alfonso IX de León lograron tomar la ciudad1.

Según la leyenda, durante el asedio, un joven capitán cristiano se enamoró de la hija del caudillo andalusí que gobernaba Cáceres. La joven, conocida por su belleza, correspondió al amor del capitán. Para ayudar a su amado, ella le entregó las llaves de un pasadizo secreto que permitía el acceso a la ciudad.

Gracias a esta ayuda, las tropas cristianas pudieron entrar en Cáceres y tomar la ciudad. Sin embargo, la joven, al ver la traición a su pueblo, se dice que se convirtió en una figura mítica, conocida como la Mansaborá, y que su espíritu aún vaga por los antiguos muros de Cáceres.

Es una historia de amor y traición que ha perdurado a lo largo de los siglos y sigue siendo una parte importante del folclore local.

20Sep

Del quirófano a la UCI

En Para leer por Pepógrafo / 20/09/2024 / 3 Comentarios

Dedicado con todo mi agradecimiento a la gente estupenda del Hospital Universitario de Cáceres

Del quirófano a la UCI. Lo primero que vi o adiviné, entre los vapores de la anestesia, fueron dos caras sonrientes que dicen no sabes muy bien qué. Y yo, en mi ánimo de agradar, pronuncio frases inconexas y les pregunto que si me han cortado el cuello, cómo es posible que lo tenga aún pegado al resto del cuerpo.

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16Sep

MI experiencia en el quirófano y la importancia de los melocotones en almíbar

En Para leer por Pepógrafo / 16/09/2024 / 7 Comentarios

Mientras lees esto yo estoy en el quirófano. Si salgo vivo escribiré más, si la palmo no creo que pueda hacerlo. Así que por si acaso me despido con un beso para todos. Uno para cada uno.

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Lo Que Captura La Mirada background image

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