Cuando el bobo de Esaú le cambió al listo de Jacob su primogenitura por un plato de lentejas, hizo la puesta de largo de esta legumbre y dio pie a que tres mil seiscientos setenta y seis años después de su nacimiento a mí me diera por escribir una profunda reflexión sobre lentejas. Mientras, el listo de Jacob sigue riéndose del bobo de Esaú
La verdad es que empiezas a pensar en lentejas y te das cuenta que la historia de la humanidad está guisada con ellas.
Buscas en Google y encuentras decenas de frases lentejistas. Desde las más corrientes, como: «Lentejas, si las quieres las tomas, y si no las dejas.» Pasando por las ininteligibles: «Quien come lentejas no las masca todas». O las filosóficas: «Más vale un potaje de lentejas con amor que toro cebado con odio».
También Don Quijote las come: «Una olla algo más de vaca que carnero, salpicón las más de las noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes…».
Teatro
El gran Agustín González, en «Las bicicletas son para el verano«, interpreta una escena con las lentejas de protagonistas y bien podrían haber dado nombre al drama en lugar de las bicicletas. En fin, que todos esos antecedentes históricos-literarios y las ganas de comer lentejas, me llevaron al Mercadona. Cogí un paquete y al leer la etiqueta, no sé por qué me ha dado por ahí, veo que las lentejas vienen de Canadá. Por curiosidad, cojo otro paquete y este viene de Estados Unidos. Luego me explicaron, que el comercio internacional se rige por reglas que hacen que la lenteja yankee entre en España y así las boinas españolas se venden en el Soho. Nunca vi una boina en tal barrio.
A pesar del comercio internacional yo me pregunto: . ¿Por qué migran las lentejas?. ¿Qué atractivo tiene para ellas dejar las enormes llanuras del medio oeste para acabar en el Mercadona de mi barrio?. ¿Las lentejas de Cuenca o Salamanca también viajan hacia otros mundos?.
Y ahora vas y lo cuentas.
Si alguna lenteja puede contestarme, que me deje un comentario. Muchas gracias.
1 comment
23/05/2024 at 21:57 —
Ja ja ja, genial como siempre.
Miraré de dónde proceden las lentejas que tenemos en casa…
Y por cierto, qué ricas, je je je
Abrazo