Cuando operaron a mi ex, intervinieron, según su precisa descripción, yo le regalé un bote de melocotones en almíbar de los grandes.
Ella es una mujer con las ideas muy claras y cundo toma una decisión es inamovible. Yo soy un hombre con las ideas muy oscuras, nunca tomo decisiones inamovibles ni siquiera movibles y, por eso, mi ex me dejó por un comandante de artillería, educado en tomar decisiones como bombazos. Por eso, o por regalarle los melocotones, probablemente, un forma almibarada, pero inoportuna de mostrarle mi amor.
Esta dificultad mía para tener ideas claras me ha llevado a experiencias curiosas, a menudo, sorprendentes y siempre inesperadas. Por empezar con lo más sencillo: vas al supermercado con la intención de comprar una botella de lejía perfumada marca Acme con olor a pimentón de la Vera. Precio unidad 2,60€. Vuelves del supermercado con una factura de 302€ y sin la lejía.
Llamé a la compañía telefónica por un problema con internet. Tras 14 minutos de espera, Cristina, desde Albacete, me vendió un aumento de velocidad, más datos, 100 canales de televisión, un móvil y una suscripción a la revista Hola. Al colgar me di cuenta que seguía sin solucionar el problema por el que llamé.
Hace tiempo que sufro dolores de cabeza, como cuando te bebes una cerveza helada y te salta la tapa de los sesos.
Doctor
Voy al médico: «Doctor, me duele la cabeza. Parece que me bebiera un barril de Mahou a 10º bajo cero». El médico levanta la mirada por encima de la pantalla del ordenador y me pregunta. «¿Pero cómo es el dolor?». Se ve que me tocó el médico abstemio. Se lo vuelvo a describir. Se levanta, ¡milagro!, me palpa aquí y allá, y desaparece otra vez tras la pantalla, teclea con parsimonia un rato. Al cabo, me dice que tome tal y tal, y que me tienen que operar, intervenir diría mi ex, de no sé que del cuello. Así que salgo de allí con mi dolor de cabeza intacto y con la amenaza de rebanarme el pescuezo para quitarme un «tumorcilloquenotienequesermalignoperoqueporsiacasoblablabla».
Y termina el día con 302€ menos, sin lejía, con la revista Hola y 100 canales más, con mi dolor de cabeza en su máximo esplendor y la promesa de rebanarme el cuello en un quirófano.
Estoy seguro que si tuviese las ideas menos oscuras, mi economía iría mejor, tendría solo 2 canales de TV, una botella de lejía en casa y no me operarían de nada.
Juro que le iba a regalar orquídeas moradas, pero cuando estaba a punto de entrar en la floristería me crucé con Felipe que me dijo vamos por una Mahou. Tomamos una caja, me dolió la cabeza y en vez de las flores compré el melocotón en almíbar.
Solo espero que, cuando me rebanen el cuello, no aparezca nadie con una lata de melocotones de las grandes.
4 comments
25/04/2024 at 01:14 —
Jajajaja, que bueno. Hubieras regalado piña que es más ácida, jejeje. Muy buen relato. Un abrazo
25/04/2024 at 17:55 —
Gracias Nuria, la próxima de piña
25/04/2024 at 22:02 —
Hay personas en este mundo que iluminan con una lata de melocotones a personas ciegas.
26/04/2024 at 19:13 —
amén