El edadismo, esa majadera y absurda discriminación por la edad, es como el primo tonto de la familia de los prejuicios. No importa si eres joven o viejo, siempre hay alguien, condescendiente, dispuesto a recordarte que no encajas en el molde perfecto de Facebook, TikTok o Instagram que casi llenan su cabeza vacía.
Edadismo en los jóvenes
Primero, hablemos de los jóvenes. ¡Ah, la juventud!, esa época en la que todo el mundo asume que no tienes ni idea de nada. «¡Eres demasiado joven para entenderlo!», te dicen, mientras tú piensas: «Bueno, por lo menos sé cómo programar la lavadora sin llamar a nadie». Los jóvenes son como los smartphone: llenos de potencial, aunque siempre hay alguien diciendo que la versión anterior era mejor.
Edadismo en los mayores
Luego están los mayores, esos sabios guardianes del conocimiento que, según algunos, deberían estar
en un museo en lugar de en la oficina. «¿Todavía trabajas? ¡Pensé que ya estarías jubilado!», dicen, como si la jubilación fuera una especie de limbo donde solo se ven obras y la mayor actividad consiste en limpiar el culo a los nietos. Pero, ¿quiénes son los que realmente saben cómo arreglar cosas sin necesidad de ver un tutorial en YouTube? Exacto, los viejos, Son como los teléfonos antiguos: puede que no tengan todas las aplicaciones, pero su batería dura y dura y dura.
Edadismo en el mundo laboral
El edadismo se manifiesta mucho más en el trabajo. Los jóvenes son vistos como inexpertos, mientras que los mayores están obsoletos. Las empresas son un club exclusivo donde solo puedes entrar si tienes la edad «perfecta». Si eres demasiado joven, te dicen que vuelvas cuando tengas más experiencia. Si eres mayor, te sugieren que te vayas a casa a descansar y se ponen muy serios hablándote del relevo generacional. ¡Vamos que solo puedes trabajar el tiempo que dura la fertilidad del mono!.
Edadismo en el amor
Y no olvidemos las citas. ¡Ah, el amor en tiempos de edadismo!. A los jóvenes les tilda de ser superficiales, mientras que a los mayores se les ve como desesperados, viejos verdes. Ahora que pienso no sé como se llama a las viejas verdes. «¿Estás saliendo con alguien de tu edad? ¡Qué raro!» dicen, como si el amor tuviera una fecha de caducidad. Pero, ¿quiénes son los que realmente saben cómo mantener una conversación interesante durante una cena, justo antes de llevarte a la cama? Exacto, los mayores. Son como el buen vino: mejoran con la edad, bueno algunos se pican.
En conclusión
El edadismo es como un mal chiste. Un invento para repartirse el pastel entre los elegidos por los dioses de la edad media. Porque, al final, uno acaba pidiéndole ayuda a un crío y el joven tiene que preguntarle a aquel abuelo por cómo era el mundo antes de nacer él
Así que la próxima vez que alguien te diga que eres demasiado joven o demasiado viejo para algo, simplemente sonríe y mándalo a la mierda que hay columpios.