Imposible no saber que Shakira le ha dedicado un poema de amor a su ex Piqué. A la hora de escribir este post, el video de la canción contabiliza cuatrocientos cuarenta y tres millones de visualizaciones, dos más que Pepografo esta mañana.
Pues bien, rápidamente pensé: yo tuve un Casio. Y me puse a revolver toda la casa en busca del Santo Grial de los relojes. Mientras lo hacia, me regodeaba pensando en el pelotazo que iba a dar cuando lo mostrase cual trofeo olímpico. Es más, el dineral que me reportaría venderlo en Ebay, Wallapop o la mismísima casa de subastas Sotheby’s. Y lo encontré. Después de 40 años perdido, apareció el reloj; le puse una pila, y de pronto los numeritos surgieron hacia mí parpadeantes, como se despierta de la hibernación un oso pardo, supongo.
Pero al instante todas mis sueños se vinieron abajo: mi fortuna se desvaneció en el aire y los cimientos de Ebay, Wallapop y Sotheby’s temblaron. ¡Mi reloj no era un Casio. Era un Seiko!.
He mandado sendos email a Shakira y a Piqué; a la primera, por si puede cambiar la letra de su canción; y al segundo por si quiere un Seiko con la pila nueva.