En un mundo donde la diplomacia y la cortesía reinan, estos cuatro amigos Benedicto, Davinia, Maribel y Chamberlain se convirtieron en verdaderos maestros de la complacencia. Sus vidas estuvieron marcadas por el incumplimiento de una premisa inquebrantable: “Más vale una vez rojo que ciento amarillo”. ¿Qué significa esto?. Permíteme, desocupado lector, desentrañar sus trágicas y cómicas historias.
La sopa
Benedicto y la sopa insoportable: Benedicto, el caballero de la cuchara, pasó su existencia en un constante dilema. La cocinera del comedor de la empresa, doña Isamary, preparaba una sopa de lentejas que podría haber disuelto hasta las más resistentes cucharas de acero. Pero Benedicto, temeroso de herir los sentimientos de Isamary, se tragaba cada cucharada con una sonrisa forzada. “¿Qué es un poco de sufrimiento?”, pensaba Benedicto, mientras su estómago protestaba en silencio hasta la úlcera final.
El bigote
Davinia y los besos peludos: Davinia, la romántica empedernida, estaba casada con un hombre de bigote prominente. Cada beso del marido era como un cepillo de alambre en los labios de Davinia. Pero ella nunca se atrevió a decirle que preferiría besar a un erizo. “¿Quién necesita labios suaves cuando puedes tener bigotes?”, se consolaba Davinia. Hasta que un día, una bola de pelo rebelde se enredó en su garganta y la asfixió. Su lápida reza : “Aquí yace Davinia, víctima de un amor peludo”.
No
Maribel y el sí eterno: Maribel, la eterna conciliadora, nunca pronunció la palabra “no”. Aceptaba invitaciones a eventos aburridos, prestaba dinero a amigos dudosos y hasta se convirtió en la dama de honor de su prima en su quinto matrimonio. “¿Por qué decir no cuando puedes decir sí y acumular resentimiento?”, reflexionaba Maribel. Al final, todos se cansaron de ella y Maribel se encontró sola en su apartamento, rodeada de gatos y facturas impagadas.
Hitler
Chamberlain y el pacto con el Diablo: Arthur Neville Chamberlain, primer ministro británico entre 1937 y 1940, fue famoso por su política de apaciguamiento con respecto al Tercer Reich. En aras de la paz mundial firmó el Acuerdo de Múnich, por el que se cedían a Hitler media Checoslovaquia. Poco después de la firma del acuerdo, los nazis invaden Polonia y se monta la de Dios es Cristo. “¿Qué es una guerra mundial en comparación con mi carrera política?”, se dijo a sí mismo. Así que cedió territorios, derechos humanos y su alma. Al final lo echaron a patadas de su partido y del gobierno
Así que , queridos todos, en un mundo donde la diplomacia y la cortesía reinan, a veces, decir “no” es más saludable que tragarse una sopa desagradable, besar un bigote peludo o pactar con dictadores. Porque, como dice el sabio refrán, “Más vale una vez rojo que ciento amarillo”.
Y ahora vas y lo cuentas.
3 comments
21/03/2024 at 09:55 —
21/03/2024 at 23:02 —
Estoy totalmente de acuerdo con Ana…
22/03/2024 at 21:57 —
No hay nadie que pueda decir que nunca le cueste negarse a algo.