O cómo desvestir un santo para vestir otro
Era febrero de 1994 y quedaban algunos meses para que el entonces príncipe de Asturias, ahora rey Felipe VI, inaugurará el última tramo de la autovía de Extremadura [noviembre de 1995], una vía rápida que uniría Badajoz con Madrid y situaría a Extremadura en el mapa de las grandes líneas de comunicación de España.
Pero la construcción de la A-5, ahora conocida como autovía del Suroeste, pasaría a la historia no sólo por los rompecabezas de su ejecución, los años de obras (comenzó antes de 1989), sino por la tragedia en el último tramo, los túneles de Miravete.
Y en ellos nacieron nuestros protagonistas: San Tunelio bendito, de ida, y San Tunelio bendito, de vuelta.
Pero antes de explicar quiénes son nuestros santos y dónde se ubican, vamos a relatar qué pasó el 15 de febrero de 1994.
Era por la tarde y un grupo de trabajadores se afanaba oradando la montaña a la altura del puerto de Miravete, en la provincia de Cáceres. Se trabajaba a buen ritmo, el ambiente de concordia se sentía entre ellos, ya se aproximaba el final de la jornada.
Explosión
Mientras, una cuadrilla de 7 personas se disponía a barrenar un tramo del subterráneo en la boca norte (dirección Madrid), justo en el kilómetro 205, término municipal de Casas de Miravete. En ese momento, una fuerte explosión removió las entrañas de la sierra de Miravete y un aluvión de piedras, arena, gravilla y polvo sepultó a la brigada. Cuatro obreros murieron y otros tres sufrieron graves heridas. Al parecer, la explosión se debió al estallido incontrolado de explosivos almacenados en el almacén de la obra.
Después del falta y mortal accidente, se retomaron las tareas y tomaron forma los 1.200 metros de galerías para salvar la sierra cacereña.
En uno de mis múltiples viajes por los túneles me percaté que, a la izquierda, justo en el muro divisorio de ambos corredores, se colocaron sendas hornacinas (una en cada sentido) levemente iluminadas y con dos santos en su interior, que yo bauticé como San Tunelio de ida y san Tunelio de vuelta, pero que ahora sé que se trata de Santa Bárbara, patrona de los mineros, y que se instalaron al finalizar las obras como homenaje a los barrenistas fallecidos en el desdichado accidente.
Así que, si circulas por los túneles de Miravete, no te olvides de encomendarte a San Tunelio de ida y San Tunelio de vuelta, o a Santa Bárbara si lo prefieres.
2 comments
18/04/2024 at 19:53 —
Hola:
Qué tragedia para los obreros y sus familias y qué poco conocida es esta tragedia.
Sí hay que decir que gracias a esos túneles, cuando se pasa por allí ya no hay que echar hasta la primera papilla, porque la carretera anterior era un suplicio como te marearas
18/04/2024 at 20:12 —
Pero suplicio