Hace unos días, el diputado de turno preguntó al ministro de turno por la ley de memoria democrática. El ministro se levantó de su escaño, tomó el micrófono y, sin el menor empacho, le lanzó al diputado su no respuesta: «La pregunta que deberíamos hacernos es qué opina el jefe de la oposición sobre la ley del aborto», y bla, bla.
El preguntón
Este tipo de no respuesta se usa fundamentalmente en política. De manera que el preguntón, muere de forma indolora pero segura.
Pensando en ese método, me he imaginado cómo sería la vida civil aplicando la técnica política
Vas a la panadería y preguntas: «¿Tiene pan de molde?». Y el amable panadero te contesta: «Mire usted, lo que debería preguntar es cuánto pago de autónomos».
Putin
Llevas el coche al taller y se te ocurre averiguar el precio de la reparación. La respuesta política sería del tipo: eso lo sabrán Putin y Biden, únicos responsables de los coste de la mano de obra.
Un paisano te pregunta donde está la calle Lindatxikia. Y tú, político de raza, lo mandas a tomar por saco afeándole la pregunta por inconstitucional.
La bicicleta
Así que, se puede concluir que cualquier parecido de la vida real con la vida política es pura coincidencia. Lo que me lleva a finalizar este post con un aforismo que no significa nada, como las respuestas políticas: El día que tú naciste, grandes señales había y tu padre de contento desmontó la bicicleta.
3 comments
03/03/2023 at 22:48 —
Pues así es, tomando tu última palabra “bicicleta” te recuerdo que tú eres como el ministro . A preguntas de Merideño sobre el Sur sueles responder Norte y ahí está la “ muerte indolora pero segura”
03/03/2023 at 23:13 —
Imposible que responda eso, no sé dónde está el norte