Mi exmujer me dijo varias veces, que mi problema era que yo no me quería nada. No entendía muy bien eso hasta que se fue con un señor de Santander, y desde entonces,en casa se siente un poco más vacío, pero al menos tengo más espacio para mis calcetines desparejados.
Supongo que Santander tiene su encanto, o al menos eso debe de haber pensado mi mujer. Tal vez sea el aire fresco del mar o simplemente la promesa de unas buenas olas. ¡Quién sabe!
Ahora, cuando escucho la palabra “Santander”, no puedo evitar imaginarme a mi mujer y a un señor como Revilla, cogidos de la mano y paseando por la playa, como si estuvieran en una película romántica. ¿Debería considerar escribir un guion?
Pero no todo es tristeza en esta historia. Me di cuenta de que ahora puedo dejar la tapa del váter levantada sin que nadie me regañe. ¡Pequeñas victorias!
Además, descubrí que tengo talento para la cocina.Puedo hacerme mis propias comidas sin preocuparme por satisfacer sus gustos culinarios. ¿Quién sabía que mis habilidades gastronómicas estaban esperando a ser desatadas?
Supongo que la vida es un viaje lleno de sorpresas. En mi caso, la sorpresa fue que mi mujer eligiera a un señor de Santander como su compañero de viaje. Espero que hayan disfrutado del camino juntos.
Aunque admito que a veces me siento un poco celoso de ese señor de Santander. ¿Qué tiene él que yo no tenga? Tal vez sean sus habilidades para surfear o su gusto por las anchoas. Quizás debería tomar unas clases de surf y preparar un un bocata de anchoas para impresionarla si algún día vuelve.
Pero mientras tanto, puedo disfrutar de mi tiempo libre sin la presión de una relación. Ahora puedo pasar las noches viendo mis películas favoritas o disfrutando de una partida de videojuegos sin interrupciones. ¡Es una libertad asombrosa!
No hay duda de que esta historia se ha convertido en una anécdota divertida para contar en reuniones familiares. Siempre habrá risas y bromas sobre cómo mi mujer encontró el amor en Santander, mientras yo descubría mi amor por los calcetines desparejados.
Y, quién sabe, tal vez algún día mi exmujer regrese . Mientras tanto, seguiré intentando averiguar cómo se quiere uno a sí mismo, aunque no sé si eso es bueno. Por si acaso he comprado un billete a Santander.