Para reir

19Mar

El cuento del señor Cero, o lo que hay que inventar para dormir a un niño

In Para reir by Pepógrafo / 19/03/2025 / No Comments

Hace años, cuando para dormir a mis hijos había que contarles un cuento, me inventé algunos.

Cansado de repetir el viaje de Caperucita por el bosque, harto el pobre lobo de comerse abuelas, hasta las narices, mis hijos y yo, de miel y queso, nació el cuento del señor Cero.

Sin pretenderlo, cree un cuento didáctico, matemático, con moraleja y tan extenso como el insomnio de los niños requiriese. Me creo inventor del cuento acordeón.

De este tipo de narración acordeón hubo un precedente años antes. En un viaje en coche con mis sobrinos, para entretenerlos durante 500 kilómetros, les conté las peripecias de una piedra pómez, que fue peregrinando hasta Santiago de Compostela. A la piedra le paso de todo; a mis sobrinos, les entró la modorra y el conductor del coche casi se duerme con la narración. Pero no sucedió nada. Los 500 kilómetros pasaron volando, la piedra pómez llegó a Santiago, el conductor no se durmió y yo acababa de crear el cuento acordeón, on the road en su versión inglesa: largo como un día sin pan y sin fin como la idiotez.

Y ahora voy a contar el cuento del señor Cero.

Vaya por delante que este cuento mejoraría notablemente con ilustraciones. Pero, mi incapacidad de hacer la o con un canuto, añadida al lamentable estado de mis finanzas para contratar al artista, lo impiden. Eso sí, si algún generoso creador lo hace gratis, le prometo participación en los pingües beneficios que, sin duda, reportará la obra acordeón.

El cuento

El señor Cero dirigía un carrito de helados, justo en frente de la fábrica de números primos. Siempre estaba enfurruñado. Era un cero malhumorado y triste; un cero a la izquierda.

En esto llegó el señor Uno: «Buenos días señor Cero, un helado de limón”. Cero, sin mediar palabra, le dio el helado y a otra cosa. Y el Uno se sentó en el banco de comer helados.

Al rato vino el señor Dos: «Buenos días señor Cero, un helado de fresa«. Cero, sin mediar palabra, le dio el helado y a otra cosa. Y el Dos se sentó el en banco de comer helados.

El turno del señor Tres: “Buenos días señor Cero, un helado de nata». Cero, sin mediar palabra, le dio el helado y a otra cosa. Y el Tres se sentó el en banco de comer helados.

Uno tras otro, los números pasaban por el carro del señor Cero y, uno tras otro, se llevaban su helado y el enfurruñamiento del Cero.

En el banco de comer helados, los números se preguntaban el porqué del cabreo permanente del heladero. Entre churretes de helado llegaron a la conclusión que el Cero se veía a sí mismo como alguien inútil, sin valor y de ahí su enfado. Y el Uno, que por algo lo era, propuso la solución.
«Poneos uno de tras de otro», le dijo a sus colegas. La fila resultante fue 123456789.

Llamaron al Cero enfadado y le dijeron: «Señor Cero, póngase el último en la fila». El Cero se dejó caer rodando hasta el final y se puso tras el nueve.

Con él en la fila la cifra pasó del millón al billón.
Cero se quedó de piedra, todo lo de piedra, que puede quedarse un cero. Y se dio cuenta de lo importante que podía ser.

Tan contento se puso, que invitó a los nueve números a todos los helados que pudieran comerse.

Moraleja

Si quieres helados gratis, pon un cero tras de ti.

17Mar

Homenaje de jubilación, te lo dan para que no vuelvas

In Para reir by Pepógrafo / 17/03/2025 / No Comments

Conforme pasan los años, las fiestas a las que acudes van cambiando de signo y de ir a bautizos, incluido el tuyo, pasas a ir a homenajes a jubilados, incluido el tuyo; eso sí dejándote por el camino una pasta gansa y un hígado en estado de ruina.

La mayor parte de esas celebraciones son hitos en el camino, pasos adelante en tu vida: bautizos, comuniones, confirmaciones, bodas… hasta que al fin llega el funeral, única fiesta en la que el protagonista no se entera de nada.

Claro, el paso previo al funeral es la jubilación. Mi amigo Paco dice que soy un pesimista, que la jubilación es júbilo, no antesala del fiambre. Su cara no muestra mucho convencimiento y recuerda que, alguno de sus conocidos, la palmó antes de poder gastarse el cheque de viaje del Corte Inglés, regalo jubiloso de sus compañeros.

5 Euros

La fiesta de jubilación suele ser un acto al que todo el mundo aspira, pero que se ve lejano, hasta que un día te ves rodeado de caras sonrientes que festejan con alborozo el reloj que te acaban de regalar, que entre 50 que son caben a 5 euros por barba. Vamos que no se arruina nadie.

No todo el jubilado «sufre» ese tipo de homenajes. Los hay que se despiden con un apretón de manos y pagando el café. Otros, simplemente, desaparecen sin dejar rastro y sin que nadie pregunte por él. Pero lo común es que se monte la fiesta.

El proceso empieza meses antes cuando Antúnez le dice a Rosa: «Oye, el sábado se jubila Moreno. Habrá que hacerle algo. Y ahí comienza la organización, secreta, por supuesto, del acto. En la organización suelen intervenir dos personas. A saber: el que más va a perder con tu salida y el ganador de la misma.

Vaya por delante que los motivos de tus compañeros para participar en la fiesta son desde «por fin, se va el tío este» a «a ver si el que viene va a ser peor todavía». Muy cariñosos todos.

A veces, el homenajeado se convierte en bocadillo: el pan de arriba el jefe que te despide; el pan de abajo, el adjunto, que te va a sustituir, y en medio el pavo, o sea tú.

De mi fiesta de despedida sólo diré una cosa: me querían tanto que, para asegurarse que nunca volvería, me hicieron dos. Y funcionó, nunca volví.

14Mar

Este país (llamado España)

In Para reir by Pepógrafo / 14/03/2025 / No Comments

Vaya por delante que no soy chovinista, (malo si tienes que empezar pidiendo disculpas). Pero es verdad que cuando viajo al extranjero, a la semana estoy deseando comerme un bocata de chorizo.

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12Mar

Quiero ser alcalde, consejos para ganar la elecciones incluso sin celebrarlas

Esta mañana, al despertarme, he sentido la necesidad imperiosa y altruista de ser útil a mis vecinos. Las posibilidades son varias: una ONG para salvar los gorriones, dar clases de tenis para zurdos, un taller pictórico de abanicos decorados por una cara, un taller pictórico de abanicos pintados por la otra cara.

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07Mar

Temas de conversación, lo que quiera mi mujer

In Para reir by Pepógrafo / 07/03/2025 / 1 Comment

Soy de natural hablador. Me gusta la conversación sobre todo cuando estoy despierto. Las charlas con mis amigos se alargan durante horas y me producen agradables sensaciones, especialmente si en la discusión gano yo, claro.

Sin embargo, hace tiempo que vengo notando cierto aburrimiento conversacional. He reflexionado al respecto y llego a la conclusión que el problema es la repetición de las temáticas.

Años con los mismos asuntos te estancan, te adormecen y hacen que pierdas el interés por una buena polémica. Así que me impuse la obligación de buscar nuevos temas de conversación con mis amistades y, especialmente, con mi mujer. Lo de ella es más preocupante porque con tu mujer también conversas cuando estás dormido.

Buscando en la web , di con una página muy recomendable, en la que se describen hasta 60 temas de conversación. Dejo aquí unos cuantos:

.-Anécdotas de la infancia.

.-Historias de mascotas.

.-Viajes a otros continentes.

.-Hijos e hijas.

.- Trabajo.

.-Deportes.

.-Vacaciones, tecnología, amor, medicina, razas de perros… Y así hasta 60.

Repasando la lista, te das cuenta que no hace falta ser un Einstein para hablar sobre esos temas. Pero en referencia a mi esposa, sí hay una gran dificultad. Vaya por delante que mi mujer es buena conversadora y que hablamos mucho, pero también es cierto, que años de charlas te llevan a la repetición y a la languidez.

Mi mujer

Mi mujer es taurina, no aficionada, no, ¡apasionada!. Prefiero no saber si tiene que elegir entre los toros y yo (aunque lo imagino). Participa en tertulias, foros, charlas y cualquier cosa relacionada con la tauromaquia. Paga toda plataforma televisiva en la que se hable de toros. Ve las corridas en directo y luego las ve otra vez en diferido. Yo sufro mucho en ese caso porque así al torero lo cornean doblemente.

Sabido esto, y dado que otros asuntos iban bajando de interés, pensé en hablar con ella de las corridas, de toreros y hasta de monosabios, si se diera el caso; seguro que así volveríamos a tener bonitas conversaciones. Pero había un problema: hay que saber de toros, y mucho, si es para hablar con la diestra de mi esposa.

Ni corto ni perezoso, sino largo y diligente, compré una enciclopedia taurina y me la empollé durante un semestre. Para darle la sorpresa, estudiaba en el trastero al que iba con la excusa de arreglar la bicicleta.

Y llegó el gran día. En la tele transmitían la feria de San Isidro. La Doña se puso delante de la TV dispuesta a torear 6 hermosos toros de la acreditada ganadería de Vitorino Martín. Los diestros de la tierra: Talavante, Ferreras y Emilio de Justo.

Al sentarme a su lado me miró inquisidora: “¿qué haces aquí si esto no te gusta?”.

Vi la oportunidad de recobrar de un plumazo la energía perdida de nuestras conversaciones. Durante un par de minutos solté todos mis conocimientos del trastero, me brillaban los ojos con cada término taurino que salía por mi boca, parecía la puerta de chiqueros.

Mi mujer me miró asombrada: “¿Y tú de qué sabes esas cosas?”. Quise explicárselo, usé términos profesionales: negro zaino, porta gayola, corniveleto, astifino…

“Vale, luego me los cuentas que no me dejas ver la corrida”.

Y ahí terminó mi intento de abrirme a nuevas charlas.
Conclusión: forzando conversaciones, te devuelven el toro a los corrales. Con tu mujer es mejor que hables de lo que ella quiera.

05Mar

Eso a mi no me pasa. Cuando todos son tontos menos tú

Ayer me di un trompazo con la bici: mi dignidad por los suelos y la pierna en escabeche. Nada grave.

Pasado el susto, a lo que ayudó el cachondeito de mis colegas, me puse a pensar en todas las cosas que a uno no le pasan y que le pasan. Atentos:

.-Caerse de la bici: eso es de torpes, toma castañazo.

.- Que te engañe el banco: solo le pasa a los pardillos. Pues que pregunten por mi hipoteca.

.- Que te roben en casa: en la vida me han robado ni conozco a nadie que le pasara. Entraron los ladrones y sólo dejaron a la gata porque se escondió.

.- Ves en la carretera un coche averiado: piensas: «si es que no hacen mantenimiento». al rato tu flamante vehículo hace «chop, chop» y vas en grúa hasta Burgos.

.- Mi hijo no va de botellón, no prueba el alcohol: te llaman de urgencias que tienen allí a un joven que se ha bebido la destilería Dic (gente sin complejos) y que no hace más que llamar a su papá, yo.

.- Las redes sociales son una gilipollez: te metes en Facebook, Instagram, LinkedIn, Twitter, Telegram, Wassap. Vecinos y grupos de macramé. Pero eso sí, te muestras muy selectivo con tus amistades y acabas siendo amigo de 2.300 encantadoras ancianitas de las que no sabes nada.

.- Hay que ser tonto para dejarte caducar el carné: pues el carné de conducir, el DNI y hasta la ITV fuera de plazo.

Y hablando de carnés. Hace años, me saqué el de moto; yo con más de 50 años y el resto del mundo con 22. Los veía desde lo alto como si yo fuera el profe. El teórico a la primera. Consolé a alguno con palabras de ánimo no pasa nada. El práctico a la séptima. Me miraban con cara de pobre viejo no lo sacará nunca.

._ La amistad no es eterna: te cuentan que un amigo de López, uña y carne con López, le ha dejando de hablar después de 30 años. «Si es que López es un inocente, como no se ha dado cuenta que lo de su amigo era puro interés», dices tú. Pero te pones a pensar y caes que a ti te pasó lo mismo que a López.

.- Conclusión: A ti te sucede de todo, como al resto del mundo. Te caes de la bici, te roban, te tima el banco y se te olvidan los plazos. Y a veces, algún «amigo» se quita la careta y te deja colgado, así es la vida.

26Feb

Inglés negro

In Para reir by Pepógrafo / 26/02/2025 / No Comments
He estudiado seis idiomas. ¡Impresionante, eh¡. A saber: latín, griego, francés, catalán, Inglés y alemán. He estudiando seis idiomas y no sé ninguno.
Nueva York

He estudiado seis idiomas. ¡Impresionante, eh¡. A saber: latín, griego, francés, catalán, Inglés y alemán. He estudiando seis idiomas y no sé ninguno.

Aunque, no es cierto del todo. Viajando por el mundo me he dado cuenta de que algo sé: inglés negro, pero luego escribo sobre eso.

Para empezar el latín. 3 años de estudios para hacer la siguiente traducción: «Caesar missit naves in porto Ostiae (César envió sus naves al puerto de Ostia)» por «César envió sus naves de una hostia al puerto».

Del griego: «Κάλλια στον τόπο σου γυμνός, παρά στα ξένα στολισμένος». Ni idea. Aprendí que mi reloj es un omega, como la letra griega.

Del francés se me quedó algo. Omelette, Citroën, baguette y Royaume Uni dix points, del Festival de Eurovisión.

Es verdad que en París me suelto cual gabacho y pido las cosas en francés, aunque por razones desconocidas me responden en español, con todas sus variantes, andaluz, murciano, extremeño, etcétera. «S’il vous plaît, mettez-moi trois bières» y el tipo me lanza un «marchandooo».

Inglés

En catalán he llevado a mis sobrinos a la puerta de la «escola» y me he vuelto corriendo.

De las clases de alemán sólo recuerdo al profesor, Kurt Spang. Hablaba muy mal español, aunque eso daba igual; en alemán tampoco le entendí nada.

Viena

Y llegamos al inglés, al inglés negro concretamente. Mis amigos se empeñan en creer que manejo el idioma como las botellas de cerveza y se encomiendan a mis traducciones con la fe del carbonero, (para los de la Logse, fe ciega). Ejemplo: llegamos al hotel de Viena, pongamos por caso, y todos se agolpan detrás de mí; me empujan literalmente para que pida las habitaciones. Yo pongo cara de doctor Watson, pido seven rooms y espero impávido. El recepcionista me lanza una parrafada de la que entiendo el principio y el final, pero me da las llaves y yo, triunfante cual Nelson, las entrego a mis amigos, quienes me halagan con comentarios del tipo «si no hablas inglés es porque no quieres, capullo». Bendita sea su inocencia.

El inglés negro lo descubrí en Nueva York. Íbamos mi mujer y yo ligeramente perdidos por la city. Ella sí habla inglés; es más, tiene pinta de guiri. Harto de estar siempre tras sus traducciones y como muestra de mi independencia lingüística y vital, me dirigí a un negro de 1,97 centímetros y 120 kilos, y le pregunté : «Five Avenue, please?». El hombre me miró desde su 1,97 centímetros y me contestó obsequioso en español: «Está usted en ella».

La mirada de mi mujer no fue obsequiosa, mas bien burlona y divertida. Va y me suelta: «No se dice five, se dice fifth.

Ella sólo habla inglés normativo. El mío es inglés negro del bueno, aprendido en los discos de vinilo.

25Feb

No soy racista, pero…

In Para reir by Pepógrafo / 25/02/2025 / No Comments
Lo más parecido a un «pero»

El borrador universal es una herramienta de uso extendido que sirve para mantener una postura y, sin despeinarse, darle la vuelta como un calcetín.

Vaya por delante que el invento no es mío. Me lo enseñó mi psicóloga en una de esas sesiones en las que ella toma notas en su portátil y yo hablo de traumas infantiles como, por ejemplo, mi odio al chocolate terroso.

El borrador universal es la conjunción pero.

Según el diccionario, pero «es el enlace que une dos oraciones cuyos significados se contraponen. Ejemplo: es guapo, pero antipático».

Sin embargo, yo creo que el «pero» resulta un arma de destrucción masiva y si no, veamos ejemplos de frases reales con pero.

.- No soy racista, pero es verdad que los gitanos son muy especiales.(borrador universal)

.-Yo no digo que los parados no quieran trabajar, pero hay muchos que viven muy bien en el paro.

.-Respeto a los gays, pero podían ser más discretos.

.-No se debe pegar a los niños, pero a veces una buena hostia les viene bien.

.-Te quiero mucho, pero también a la vecina.

Y así podría escribir un libro de peros, pero hoy no tengo ganas.(borrador universal)

23Feb

Todos los argentinos viven en YouTube

In Para reir by Pepógrafo / 23/02/2025 / 1 Comment
El Danubio en Budapest

La pandemia me trajo muchas cosas como los Reyes Magos, pero sin carta. Me trajo cuatro vacunas, una moderna y otras impronunciables como la Pefffeferrrrr. También me trajo un bonito covid húngaro. Lo pillé en Budapests, aunque lo llevó en la maleta un amigo de viaje.

Aprendí a tocar palmas y a cantar la misma canción todos los días.

Supe lo que siente un hámster cuando corre en el rodillo e hice 323 bizcochos.

Argentinos

Pero todo eso no es nada comparado con lo de los argentinos. Los argentinos me enseñaron España y sin salir de casa.

Los antivacunas mantienen que con la inyección inoculaban en tu cuerpo una suerte de chip para mayor goce de Bill Gates. Esto es a todas luces una idiotez y, claro, yo no me lo creo. Sin embargo, hay un asunto que sí me tiene preocupado: mi adicción a los youtubers argentinos.

Todo empezó cuando mi dentista, que es argentino, me empastó el segundo premolar inferior izquierdo, una muela. Estoy seguro, que me ha instalado algún microchip tanguista. Desde entonces estoy enganchado al Youtube argento.

Me paso el día, y la noche, viendo a tipos como Walter Aniston, Pastor Comunica, el Vikingo y toda la serie de argentinos que hablan y hablan en la red sobre… ¡España!.

Dan consejos de cómo vivir aquí, entrevistan a inmigrantes que les cuentan sus experiencias con los «gayegos». Y así aprendo que les resultan muy llamativas las aceras bien pavimentadas, los autobuses que llegan a su hora o que no se vean perros sueltos por la calle.

También se sorprenden por la limpieza de las ciudades, que la barra de pan tenga el mismo precio hoy y mañana, o que la policía no acepte sobornos

En fin, que me enseñan un país de fábula, en el que todo parece funcionar, y yo sin enterarme.

Inseguridad

Una de las razones que les impulsan a abandonar su Argentina es la inseguridad. Debe ser muy difícil convivir con asaltos, robos, hurtos y una delincuencia creciente. Dicen los youtubers que es maravilloso andar por las calles de aquí hablando por el “selular” sin que te lo roben, que no te asalten a punta de pistola por unas zapatillas.

En fin…en fin… Perdona que te deje a medias. Me acaba de llamar mi amigo Roberto que han entrado los ladrones en su bar y lo han desvalijado.

21Feb

Lo que hubieras hecho antes de morirte

In Para reir by Pepógrafo / 21/02/2025 / No Comments
Lo que hubieras hecho antes de morirte, hay un libro que siempre cito
Cementerio gallego

Hay un libro, que cito con relativa frecuencia, y no he leído; bueno, más de uno. Cuando me refiero a él, pongo cara trascendente y digo: «Una enfermera australiana de paliativos ha escrito un libro en el que recoge las últimas reflexiones de las personas que van a morir».

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Lo Que Captura La Mirada background image

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