En el vasto universo de la convivencia con uno mismo, existe un singular individuo llamado «Yo». Aunque comparto espacio y tiempo con él, no puedo evitar enumerar las razones por las que no lo aguanto. Permíteme presentarte algunas de ellas:
- Charlas Internas Infinitas:
- «Yo»: «¿Debería hacer ejercicio?»
- «Yo»: «Sí, pero también podrías ver Netflix.»
- «Yo»: «Tienes razón. Netflix es mi verdadero entrenamiento.»
- Decisiones Alimentarias Cuestionables:
- «Yo»: «Hoy comeré sano.»
- Dos horas después
- «Yo»: “Para picar callos, de segundo morros y de postre tarta de chocolate”
- Autoengaño Creativo:
- «Yo»: «Soy un genio procrastinador.»
- Se sienta frente al ordenador
- «Yo»: «Voy a investigar la historia de los gatos en el antiguo Egipto.»
- Olvidos Épicos:
- «Yo»: «No olvides comprar leche.»
- En el Mercadona
- «Yo»: «¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es la leche?»
- Conversaciones con Objetos Inanimados:
- «Yo»: «Querido mando a distancia de los güevos, ¿por qué siempre te escondes?»
- Mando a distancia permanece en silencio
- «Yo»: «¡Contesta capullo!»
- Dudas Existenciales:
- «Yo»: «¿Por qué estoy aquí?»
- Espejo: «Para buscar las llaves que tienes en la mano.»
- Autosabotaje Artístico:
- «Yo»: «Voy a escribir una novela.»
- Abre Word
- «Yo»: «¿Y si vacío el trastero?»
Termino, en el vasto universo de la convivencia «Yo» es un ser complejo, a veces ilógico y siempre sorprendente. Pero, a pesar de todo, no puedo evitar reírme de sus tontadas. Después de todo, ¿quién más podría perder las llaves en su propia mano?
Así que aquí estoy, compartiendo este texto con «Yo», porque, al final del día, no me aguanto, pero tampoco puedo vivir sin mí mismo. ¡Salud, «Yo»!