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06Mar

El sillón-rascador

In Mucho cuento by Pepógrafo / 06/03/2023 / No Comments

¿Por qué me mira así? ¿Por qué me habla de forma tan ñoña?

Soy una gata, no un bebé y comprendo perfectamente lo que me dice.

Raisa jugando con la pantalla del ordenador.

Entiendo su idioma. Ella es la que no se entera de nada.

Pero a quién se le ocurre comprar un sillón tan colorido y de una tela tan apropiada para mis uñas. Es el rascador más molón del universo: grande, firme, mullido, cálido y, además, terapéutico.

Toca siesta

¡Qué bien me agarro a él! ¡Qué fantástico ejercicio para mis 230 huesos! Y, cuando toca siesta, me acurruco enroscada en el asiento, coloco mi lomo pegado al respaldo, mi cabeza apoyada en las patas delanteras y a dormir.

Yo, feliz; en cambio, esta humana se enfada, cubre el sillón de trapos e intenta ahuyentarme. ¡Qué carácter! Ni que fuera un delito desestresarse.

Por ahora, voy a tranquilizarla: pasaré unos días sin acercarme a mi súper-rascador, pero, en cuanto se confíe, ¡zas! mis zarpas reconquistarán el territorio.

05Mar

Mensajes de amor

In Mucho cuento by Pepógrafo / 05/03/2023 / No Comments

Alma nunca abría el buzón.

Jamás recibía correo. De hecho, ni recordaba cuándo recogió la última carta. Hasta el banco se había olvidado de ella, pero desde hacía unos días en su casillero aparecían mensajes incompresibles y sin remitente:

«No te olvides, pero NPVST*».

Los amigos

Con los primeros pensó que algún amigo le gastaba una broma. Pero preguntó a todos y ninguno sabía de qué hablaba.

amás recibía correo. De hecho, ni recordaba cuándo recogió la última carta.
Buzones de una estafeta de Correos.

Su inquietud crecía y el desasosiego se apoderaba de ella.

Agotada de tratar de descifrar el significado de los mensajes, decidió enviar una nota: «No te olvides. QSQE**».

*No puedo vivir sin ti
**Quiero saber quién eres

03Mar

Uno más de la biblioteca

In Mucho cuento by Pepógrafo / 03/03/2023 / No Comments

Su vida eran los libros. Su vida estaba en los libros. De la mañana a la noche, los libros ocupaban su existencia.

En unos encontraba la aventura; en otros, el conocimiento; en algunos, la recomendación, la amistad, la fraternidad, el amor, el alimento, el reconocimiento…

Ninguno le defraudaba.

Parte de una biblioteca.

Pasaba sus manos por el lomo y las tapas, y ya sentía el vértigo de lo inexplorado y el pálpito del acontecimiento insólito, que le envolvía para trasladar su esencia.

Y aquella noche, con el libro entre sus piernas, sería la última. Ya no habrías más desplazamientos, ni vértigos, ni pálpitos.

Aquella noche, la última noche, con un movimiento rápido, se convirtió en lo que amaba: el libro más sustancial de su biblioteca.

28Feb

La quejicosa  

In Mucho cuento by Pepógrafo / 28/02/2023 / No Comments

¡Qué sí, chico!; que ya sé que llego tarde, pero, qué quieres. Este ayuntamiento cada día lo pone más difícil y mis piernas ya dan para lo que dan. En fin, no perdamos el tiempo en reproches y al grano.

Cementerio Nuestra Señora de la Montaña (Cáceres)

Te hago un repaso rápido de la semana. A Bruno le ha tocado la lotería. No, hombre, no. No me refiero a la de dinero, sino a que, por fin, ha decidido dejar a esa pelandusca. Ya sabes que nunca me gustó, pero él se empeñaba y no veía más allá de ese cuerpo bonito y esa sonrisa cameladora, pero cínica.

Le avisé porque a mí no me engañó. Ya le dije que nos daría un disgusto y así ha sido. Parece ser que llevaba un tiempo liada con un amigo de nuestro hijo y que todo el mundo lo sabía menos él.

Al final, se ha enterado y la ha puesto de patitas en la calle. Yo ya descanso. Sí, sí, ya sé que ahora toca cuidar de Bruno, apoyarlo, mimarlo y ayudarlo a superar este traspié. ¡Ay, si estuvieras aquí! Todo sería más fácil.

Entre hombres las cosas se llevan de otra manera, pero claro tú, como siempre egoísta, decidiste que para qué seguir viviendo, que ya me encargaría yo de todo, una vez más.

Pues ya ves, sí, me las apaño bien y te necesito para poco, pero… En fin, que me cierran el cementerio y me quedo dentro.

Braulio, hoy no te he traído flores porque la pensión da para poco. A cambio, he limpiado la tumba que, ¡hay que ver!, estas palomas lo que ensucian.

Por cierto, a ver si otro día estás más hablador, que hasta la conversación la llevo yo.

26Feb

Opiniones de una abuela

In Para reir by Pepógrafo / 26/02/2023 / No Comments

Por Carmen Martínez-Fortún . Publicado en el Periódico Extremadura el 26/02/2023

La soledad sin 🐈

Cumplir años tiene sus ventajas. Entre ellas el no despreciable hecho de que se sigue viviendo, y, aunque la vida a veces es una mierda, muchísimas más es una aventura irrepetible, fuente de felicidad cifrada en el grado de amor que se reparte y recibe y en el bien que se hace.

La madurez

Para una, en estos momentos de madurez que, no hace tanto, los frívolos llamarían vejez, lo mejor de cumplir años, siendo mucho, no es la experiencia que enseña a no tomarse nunca nada, y cuando escribo nada es nada y menos que nada una misma, demasiado en serio. Son los nietos. Y la paradoja de que el mundo mágico de los peques, con su ternura, su inocencia y su verdad, es un paraíso auténtico y cercano y conservar la capacidad de divertirse con él y gozar como ellos gozan a medida que se abren a la vida en una curiosidad alegre e insaciable, mantiene la fe viva, la esperanza abierta y el amor pleno.

La edad


El otro día un amigo mío que ha pasado también de la edad en que la Celestina se refería a sí misma como una vieja de sesenta años, intentó adoptar un gatito en un conocido refugio de animales de Cáceres; y, con humor, pero también bastante lógico despecho, relataba atónito que le habían denegado la solicitud debido a su edad provecta, pues tienen como norma asegurarse que la adopción dure los quince años de vida media del animalito. Mi amigo afirmaba que no tenía ninguna intención de morirse antes, pero se quedó sin gato. Y una denuncia aquí esa discriminación cruel que, por mucho que se tome con humor, tiene muy poquita gracia.

La juventud

Siempre la juventud ha estado sobrevalorada -recordemos a Fausto- pero estos tiempos de tiranía de la imagen nos han llevado a una esclavitud de la misma que confunde la lozanía de la piel con las capacidades para procurar un hogar feliz a una criaturita de Dios. No ya la juventud, sino la apariencia de la misma, se ha vuelto religión, olvidando que las verdaderas arrugas salen en el alma y no dependen de los años que se cumplan, sino de la falta de empatía, la intolerancia y la falta de respeto. También a la edad.

24Feb

La yayaespía

In Mucho cuento by Pepógrafo / 24/02/2023 / 2 Comments

Siempre lamentó la compra de ese piso. Demasiado lejos, demasiado alto, demasiado grande, demasiado todo; pero nunca optó por mudarse. Sin embargo, ahora, tras 40 años de quejas, descubría qué le ataba a él. 

Bicicleta roja en el Ayuntamiento de Cáceres
Una ventana al mundo.

Si repasaba su vida, apenas encontraba logros, sí muchos momentos anodinos, banales e insustanciales. Ella era, de por sí, insípida. Ahora se percataba que había dejado que su existencia pasara como un tren sin parada en ella misma.

Pero una mañana, recién jubilada, divisó a través de la ventana de su dormitorio a sus vecinos. Primero, fueron unos segundos; después, minutos y, más tarde, horas y días enteros. A veces no veía nada, pero imaginaba qué hacían, cómo eran sus casas, por qué discutían… Aquello que, al principio, le produjo incomodidad, se convirtió en un motivo para vivir, en una adicción, que le exigía más y más. Necesitaba conocer todo sobre aquellos moradores. 

Le hubiera gustado ser invisible, pulular entre ellos y formar parte de sus vidas. A falta de magia, acudió a la guarida del espía. En ella encontró los aparatos más sofisticados y de gran alcance que hubiera imaginado: visores nocturnos y térmicos, micrófonos espías, cámaras wifi, transmisores… Un sinfín de cachivaches que le permitieron entrometerse en las rutinas de sus vecinos sin que lo supieran.

Y así, sin proemio, su curiosidad se desbordó, huroneó sin prudencia y fisgó con desmesura. 

Ya era capaz de montar y desmontar sus vidas, mientras la suya se desbocaba desenfrenadamente a un abismo despreciable y abyecto, más sombrío y opaco.

23Feb

Frío

In Mucho cuento by Pepógrafo / 23/02/2023 / 1 Comment
Desperté

Almudena Villar Novillo

¿Por qué siempre hago lo mismo? ¿Por qué soy tan irreflexivo e impulsivo? ¿Siempre he de hacer lo contrario? Llevan días advirtiendo que la nevada será histórica, que la bajada de temperatura insoportable, que no salgamos de casa y a mí, que llevo meses sin moverme del piso, me entran unas irrefrenables ganas de coger el coche y lanzarme a la carretera.

Y aquí estoy. En medio de la nada, sin poder moverme. Dentro del vehículo, sin comida, sin agua y sin ropa de abrigo. Hasta he olvidado el móvil. Menos mal que la calefacción funciona y el depósito está lleno. 

Ya no veo la carretera. He perdido la noción del tiempo. No sé desde cuándo estoy aquí. La nieve lo cubre todo, los limpiaparabrisas se han parado. Ya no dan abasto. Estoy sepultado. Mi coche se ha convertido en un iglú. Tengo que salir para evitar que el tubo de escape se llene de nieve, pero trato de abrir la puerta y está atascada. Si no lo consigo, desconectaré el motor. No puedo permitir que los gases pasen al interior, pero sin la climatización, moriré de frío.

Empiezo a sentir que es el final. Quiero dormir. Me siento muy cansado; el sueño me vence y los ojos se me cierran. Creo que el desenlace ha llegado. No me resisto. Al menos, descansaré.

¡Eh, eh, qué pasa! ¿Quién aporrea mi ventanilla? ¿Ya he llegado al cielo o al infierno? ¿Qué hace un guardia civil en el cielo/infierno? ¿Qué trata de decirme?. No le entiendo. Voy a bajar la ventanilla. Parece que me pregunta si me encuentro bien. 

¿Estoy muerto?

— No se preocupe, le vamos a sacar de aquí. Ya vienen mis compañeros para ayudarme y llevarle al hospital. Ha tenido suerte. Nos íbamos sin usted.

21Feb

El pelele presidencial

In Mucho cuento by Pepógrafo / 21/02/2023 / 2 Comments

Desde niño se había caracterizado por su compromiso, su sensatez y su responsabilidad; cualidades a las que incorporaba un espíritu jaracarandoso, alegre, desenvuelto, ocurrente y jovial.

Estas peculiaridades marcaban su personalidad y le convertían en una persona cautivadora, seductora y admirable; con un halo de divinidad. Le costaba muy poco conseguir la atención de los demás. Era como un encantador: en cuanto hablaba, todos le seguían; nadie cuestionaba sus ocurrencias; nadie discutía sus acciones. Su entusiasmo era arrollador e irresistible.

Por eso, no vaciló cuando le propusieron ser candidato a la presidencia del gobierno. No reflexionó si era apto o no; si sus capacidades respondían a las necesidades de los ciudadanos; si sus competencias se encontraban a la altura de un estado en crisis; si él disponía de inteligencia, aptitud e idoneidad para gobernar.

Impostor (Foto: Pexels)

Durante la campaña, empleó toda su artillería arrebatadora para encandilar a los votantes. Fue fácil. No fingía. Su campechanía y espontaneidad contribuían a maravillar y a fascinar a un electorado carente de incentivos, estímulos y acicates.

Ahora se encuentra sentado en un sillón, por cierto, lacerante, emplazado en un despacho frío, austero, desapacible e incómodo, y rodeado de personas que le han transformado en un títere, en un espantajo, un mequetrefe sin personalidad con el que maniobran a su antojo. Se sentía un impostor.

19Feb

El camino

In Para reir by Pepógrafo / 19/02/2023 / No Comments

Por Almudena Villar Novillo

Años de deseo y cuando me decido, la acedía anega mi voluntad. Esta abulia ya me pudo invadir en Madrid
Santiago de Compostela

Años de deseo y cuando me decido, la acedía anega mi voluntad. Esta abulia ya me pudo invadir en Madrid antes de partir porque ahora, una semana después, me encuentro en medio de la nada y sin decisión.

Bueno, lo de en medio de la nada es una forma de expresarse porque aquí lo que sí hay es mucha gente, mucho verde, muchas montañas, mucho campo y muchos monumentos

Lugares inigualables

Que sí que ya sé, que cada día atravieso por lugares inigualables, extraordinarios, pero que los veos y a mí me da igual ocho que ochenta. Oteo desde la colina y percibo la grandiosidad y la belleza de la naturaleza, pero me quedo como estoy. Que por mucho que cierre los ojos y me concentre (como hacen todos; no quiero salirme de la norma), no experimento la divinidad del paisaje. Vaya que siento lo mismo que cuando observo al viajero de enfrente en el metro: nada. Bueno, algo sí noto: cansancio porque ando todos los días 30 kilómetros cargado con una mochila de 10 kilos. 

Caminantes no hay Camino

Tengo los pies destrozados, los hombros magullados, la ropa sucia y yo un poco mugriento. Pero lo peor llega al anochecer, en el albergue, cuando hay que socializar. Todos cuentan sus experiencias que, por cierto, son sublimes, soberbias e insuperables. Yo callo. Prefiero no mentir porque este viajecito está siendo un suplicio, una tortura. Llevo un cuaderno de viaje y no he escrito ni una palabra. Lo intento, pero no me sale nada. En algún momento de mi vida, extravié la sensibilidad, si es que la poseí alguna vez. 

¡Y todavía queda una semana hasta Santiago de Compostela! Uffff

18Feb

No hay gatos para viejos

In Para reir by Pepógrafo / 18/02/2023 / 2 Comments

Va por mi gata Raisa

Raisa

¿Existe alguna ley que especifique hasta que edad se puede adoptar un animal? Pues no lo sé, pero parece ser que si no está promulgada, los responsables del Refugio de San Jorge de Cáceres lo han hecho. Que por qué lo comento, pues porque desde hace semanas intento adoptar un gatito y parece que mi edad no les convence a la hora de optar por mi candidatura.

Norma

Las normas impuestas por esta institución parecen encaminadas a que ningún animal abandone esas instalaciones.Para situarnos, tengo 66 años y hasta hace 3 meses una gata, Raisa, que murió. Antes de comprar un gato, pensé en la adopción y me dirigí al refugio. En esa visita, ninguno de los felinos me interesaba (busco un minino de pocos meses). En ese instante, me explicaron las condiciones para la adopción y en ningún momento mencionaron que la edad fuera o no determinante.

Adopción

Hace unos días, revisando el muro de Facebook, descubrí a una gatita preciosa y decidí rellenar el cuestionario de solicitud de adopción; cuestionario que considero invasivo, puesto que hacen preguntas íntimas, pero como se trata de sus condiciones, lo rellené y lo envié por correo electrónico. Además, les hice otra visita, y aproveché para conocer a la gatita. Una voluntaria muy amable me la enseñó.

Edad

Dos días después, como no recibía contestación, volví a escribir para ver qué pasaba y en su correo descubrí que mi edad y mis respuestas escuetas (además de mi sinceridad al afear las preguntas) me invalidan como adoptante de un gato.

Nos hemos cruzado una serie de correos, por cierto, no sé con quién porque yo sí he dado mi nombre y apellidos, pero mi interlocutor del refugio se ha mantenido en el anonimato, que paso a reproducir para que juzguéis vosotros:

Correos

Mi primer correo: Buenas tardes, os mandé el cuestionario para la adopción de la gata Brati, me gustaría saber si habéis decidido sobre el asunto.

Contestación del refugio: Buenos días. En principio hay una persona con la que estamos hablando para ella 

Mi respuesta: ¿Incumplo algún requisito del cuestionario que os envié?. Si es así, ¿puedo saber cuál?

Contestación del refugio: Pues con los pocos datos que da en el cuestionario,, sinceramente no lo se, no obstante cuando un animal recibe varios cuestionarios, tenemos en cuenta todo, Consideramos que con según que edad no es apropiado un cachorro, siento que considere invasivo el cuestionario y que le haya molestado tanto no ser el seleccionado, Por nuestra parte sentimos que haya tantos gatos en el refugio que nadie se fije en ellos, sólo por su edad o su color 

Respuesta

Mi respuesta: Debe haber algún error. He revisado el cuestionario y están contestadas todas las preguntas excepto la referida al si vivo de alquiler, aprovecho para decirle que no. No me molesta en absoluto no ser seleccionado, desgraciadamente hay muchos gatos donde elegir. Aunque a usted, sí parece molestarle mucho mi opinión sobre su cuestionario. ¿Me está usted diciendo que no puedo adoptar un gato, por mi edad? ¿Cuál es la edad idónea, según usted, para adoptar un gato?Gracias, y mucha suerte a sus gatos.

Contestación del refugio: Igual no me he expresado bien,, aunque creo que ese no es el problema, en ningún momento he dicho que no estén contestadas las preguntas, solo he dicho que hay poca información en las respuestas

Tampoco he dicho que no pueda adoptar un gato por su edad, si usted vuelve a leerlo leerá que no damos cachorros cuando los adoptantes tienen cierta edad, contando que un gato puede tener una esperanza de vida de 16-17 años tranquilamente e incluso a veces más

En lo que si coincidimos es que lamentablemente hay muchos gatos fuera del refugio que usted puede coger y que espero nunca recibamos un correo como recibimos muchos casi a diario , que por su parte diga que ya por su edad no puede seguir cuidando de su gato

Que tenga un buen día 

Conclusión

Y aquí se ha terminado nuestra conversación por correo electrónico, e intuyo, nuestra relación. Además, quiero resaltar la contradicción del refugio porque se me dice que no se discrimina por la edad para a continuación resalta que no dan cachorros a adoptantes de cierta edad (no sabemos cuál). Por no mencionar que me vaticinan que viviré 15 años, designio que estoy empeñado en no cumplir.

Abrazos a todos los gatos, jóvenes y viejos.

Lo Que Captura La Mirada background image