All posts in Para reir

24May

Vacío

In Para reir by Pepógrafo / 24/05/2024 / No Comments

Tu recuerdo es como visitar una tumba vacía, un agujero frío y negro en el que ya no quedan ni los restos de la vida muerta. Tan oscuro que se tragó toda la luz de mi memoria, incapaz de verte, solo te intuye en el recuerdo convertido en espacio oscuro que alguna vez llenaron de luz tus ojos verdes.

17May

Preocuparse por chorradas

In Para reir by Pepógrafo / 17/05/2024 / 2 Comments

Hay ocasiones en las que nos quejamos sin mucho sentido: «¡Vaya mañanita. Yo pierdo las llaves y a ti se te muere el padre!».

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17May

La Casera

In Para reir by Pepógrafo / 17/05/2024 / 7 Comments
La única botella original de la Casera que queda en el mundo

La Casera, del Colaco ya escribiré cualquier día, estuvo presente en mi vida y en la vida de mi familia muchos años.

Dio de beber, y de comer, a generaciones de los míos y la botella transparente formó parte de la iconografía de mi infancia.

No sé cómo, ese agua gasificada y edulcorada, cuyas burbujas salpicaban la nariz al beberla, se convirtió en parte fundamental de la dieta de media España. La otra media bebía sifón, todavía más incomprensible.

En mi casa, mi madre, economista por la Universidad de Kelvinator que se regía por la austeridad y el ahorro en el consumo, La Casera estaba fuera de la norma. Íbamos a botella por día. Se bebía como si cualquier cosa.

Todos los mediodías, al llegar del colegio, me mandaban por una botella al bar Sanz. Como único pago me quedaba los cromos de futbolistas, que venían dentro de un capuchón de papel, envoltorio del sofisticado tapón de la botella. ¡Maldita la gracia! A mí no me gusta el fútbol.

Mi paladar unió las alineaciones del Madrid, Atlético, Osasuna, Sevilla y hasta del Alcoyano con las burbujas azucaradas de la gaseosa.

Pero si en mi casa se consumía, en la de mi abuelo se vivía de ella. Era distribuidor de la marca y tenía el colmo de la sofisticación: casera blanca, de limón y negra.

Lo que yo no sabía entonces es que la botella de La Casera, sin mediar provocación alguna, iba a traicionarme de aquella manera.

La estación de ferrocarril de Atocha significaba para mí la mitad del camino entre Pamplona y Badajoz.

Tras siete horas de viaje en el Ter, llegabas a Madrid Atocha, de donde partía el expreso de medianoche, como en la película, que a la mañana siguiente te dejaría en la estación de destino pintado de carbonilla.

El vagón de cola

Aquella estación era vapor, calor, ruido, silbidos, relojes verdes, maleteros, visitadores golpeando las ruedas de los vagones con largos martillos para conocer su estado, guardafrenos, mozos de equipajes… ¡Viajeros al tren!.

Un reloj verde

Y mi padre, delante con las maletas, y mi madre siguiéndole deprisa hacia el tren conmigo de la mano. Y yo, con una mano en la de mi madre y la otra sujetando la botella de La Casera, sorteando viajeros, visitadores, guardafrenos, jefes de estación, trenes de maletas… Entre el vapor de las máquinas, el quejido de los frenos y relojes verdes a toda velocidad.

Cámara Lenta

Yo inventé la cámara lenta. Y la inventé en la estación de Atocha, cuando aquella maldita botella de La Casera, como si no quisiera seguir el viaje, se me escapó de la mano. Lentamente, muy muy despacio, se estrelló contra el suelo. Lentamente se hizo añicos y lentamente los trocitos de cristal, las burbujas que salpicaban la nariz volaron por toda la estación.

Y se hizo un silencio como nunca he oído. Todo quedó congelado: el vapor de las máquinas suspendido en el aire como si fuera sólido, el chirrido de los frenos, los gritos de los mozos, el olor a carbón. Todo se congeló y las tres mil doscientas personas que estaban en Atocha a las once y veintiocho de aquella fatídica noche volvieron sus miradas hacia mí entre cansadas y burlescas.

Yo me quedé mirando al suelo, rojo como el carbón en la caldera de las máquinas. Así habría estado la Eternidad de la que me sacó mi madre con un tirón de la mano: «¡Vamos que perdemos el tren!».

Nunca más volví a beber casera.

14May

No te escucho, no te oigo

In Para reir by Pepógrafo / 14/05/2024 / 3 Comments

¿Te ha pasado alguna vez que estás hablando con alguien y te das cuenta de que no te está escuchando?. ¿De que solo espera a que termines para soltarte su opinión que, por supuesto, es la única válida y verdadera?. ¿De que por más que le presentes argumentos, datos o evidencias, sigue aferrado a su tesis como una lapa y no admite que pueda estar equivocado?. Seguro que sí, porque el mundo está lleno de personas así.

Personas que creen que saben más que nadie, que tienen la razón absoluta y que no necesitan escuchar a los demás. Personas que confunden la terquedad con la firmeza, la ignorancia con la sabiduría y la arrogancia con la confianza. Estas personas son muy divertidas, porque se meten en discusiones absurdas y sin sentido, defendiendo cosas que no tienen ni pies ni cabeza. Por ejemplo, hay gente que cree que la Tierra es plana, que las vacunas son un invento del diablo, que el cambio climático es una mentira o que los extraterrestres nos controlan desde el espacio.

Estas personas no aceptan ninguna prueba científica o lógica que contradiga sus creencias, y se enfadan si alguien les lleva la contraria. Se creen más listos que los expertos, los científicos o los periodistas, y se basan en fuentes poco fiables, como vídeos de YouTube, blogs conspiranoicos o cadenas de WhatsApp. Lo mejor que se puede hacer con ellas es no discutir porque es una pérdida de tiempo y energía. No van a cambiar de opinión aunque el mismo Dios les enseñe una tierra esférica, solo conseguirás frustrarte y enfadarte.

Lo mejor es dejarles hablar, asentir con la cabeza y cambiar de tema lo antes posible. O mejor aún, evitar hablar con ellas directamente. Así te ahorrarás muchos dolores de cabeza y podrás dedicar tu tiempo a cosas más productivas e interesantes. Como por ejemplo, leer textos humorísticos.

23Abr

Malas decisiones en almíbar

In Para reir by Pepógrafo / 23/04/2024 / 4 Comments

Cuando operaron a mi ex, intervinieron, según su precisa descripción, yo le regalé un bote de melocotones en almíbar de los grandes.

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13Abr

Mi jefe es gilipollas*

In Para reir by Pepógrafo / 13/04/2024 / 2 Comments

*ficción literaria. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.

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03Abr

Lentejas yankees

In Para reir by Pepógrafo / 03/04/2024 / 1 Comment

Cuando el bobo de Esaú le cambió al listo de Jacob su primogenitura por un plato de lentejas, hizo la puesta de largo de esta legumbre y dio pie a que tres mil seiscientos setenta y seis años después de su nacimiento a mí me diera por escribir una profunda reflexión sobre lentejas. Mientras, el listo de Jacob sigue riéndose del bobo de Esaú

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29Mar

Por qué no me aguanto

In Para reir by Pepógrafo / 29/03/2024 / No Comments


En el vasto universo de la convivencia con uno mismo, existe un singular individuo llamado «Yo». Aunque comparto espacio y tiempo con él, no puedo evitar enumerar las razones por las que no lo aguanto. Permíteme presentarte algunas de ellas:

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29Mar

Solución de panadero

In Para reir by Pepógrafo / 29/03/2024 / 1 Comment

Mi psicóloga me ha dicho que ahora estoy más tonto que cuando empecé la terapia. Bueno, me lo dice con términos profesionales, pero al fin es tonto.

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21Mar

Más vale una vez rojo que ciento amarillo

In Para reir by Pepógrafo / 21/03/2024 / 3 Comments

En un mundo donde la diplomacia y la cortesía reinan, estos cuatro amigos Benedicto, Davinia, Maribel y Chamberlain se convirtieron en verdaderos maestros de la complacencia. Sus vidas estuvieron marcadas por el incumplimiento de una premisa inquebrantable: “Más vale una vez rojo que ciento amarillo”. ¿Qué significa esto?. Permíteme, desocupado lector, desentrañar sus trágicas y cómicas historias.

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Lo Que Captura La Mirada background image

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