Manías

La segunda acepción de manía dice que es: Costumbre o comportamiento raro o preocupación injustificada.

«Tiene manías bastante raras. Duerme con dos despertadores en la mesita de noche para poder tirar uno al suelo cuando suenan».

Yo no tengo manías; eso lo dejo para los demás. Es cierto que vivo rodeado de maniáticos, maniáticas y maniátiques. Aunque es verdad que quien esté libre de manías que tire la primera piedra.

La manía te hace su prisionero y convierte tu comportamiento en una suerte de gincana de obligaciones que hace de tu vida diaria un suplicio, para los demás.

Entre las manías hay subclases. Una de ellas la definió mi padre. La llamaba monomanía. Nunca supe si se refería a un mono maniático o a una manía singular.

Clasificación de las manías

Del hogar. Es aquella que se desarrolla en el ámbito casero: fregar los platos todas las noches, «por si viene el médico». Será que el médico es un noctámbulo odiador de los platos sucios. A saber cómo tiene el doctor el fregadero de su casa.

Poner el mando de la televisión pegadito al aparato para que te des un rodillazo con la mesa baja al ir recogerlo.

Colgar las camisas abotonadas. Así si tienes prisa, te llevas los botones por delante.

Dormir con las persianas hasta abajo. Dormir con las persianas hasta arriba.

Del orden: los maniáticos de su orden pueden hacerte la vida imposible. La famosa contestación de que las cosas están en su sitio pone de manifiesto que el sitio lo elige el maniático, no las cosas. Si por ellas fueran, estarían en cualquier lado.

Esta manía puede causar incluso enfados entre amigos. Tengo dos que casi llegan a las manos. El uno, amigo y hermano de las cervezas; el otro, de ponerle las botellas en fila india.

Doblar las bolsas del Mercadona en triangulitos cuales sándwich. Cuando las necesitas tiene que hacer un cursillo de papiroflexia.

Siguiendo con las bolsas. Los hay que embolsan hasta sus almas: una dentro de otra y de otra y de otra.

Manías inclasificables. Comprar todos los días el pan y comerse el de ayer.

Almacenar azúcar, aceite y harina por si viene una guerra.

Poner la radio toda leche a las seis de la mañana mientras se duchan. ¿Cómo pueden escucharla bajo la alcachofa?.

Repetir ¡qué manía! ante cualquier acción del otro.

La lista sería interminable. ¡Menos mal que yo no tengo manías!. Inexplicablemente mi ex le dijo al juez que me dejaba por maniático. Naturalmente, su señoría no la creyó. Solo me dijo que dejara de tocarme compulsivamente el lóbulo de la oreja.

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2 comments

  1. MARIA Martinez
    16/03/2024 at 10:30 — Responder

    Yo no tengo manías, pero me jode mucho colocar los zapatos en el suelo frente a mi en el orden inverso, pierna derecha zapato izquierdo , pierna izquierda zapato derecho.

  2. Davinia
    22/03/2024 at 22:33 — Responder

    Preocupación fija y obsesiva por algo determinado.
    Pasando página.
    Manía+ destrucción+pérdida(a veces)= vivir sin ataduras.

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