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13Jun

Viajar a Aquileia

In Curiosidades by Pepógrafo / 13/06/2024 / No Comments

Visitar Aquileia significa un viaje por la historia, por lo orígenes de Europa y de la humanidad. De hecho, la Unesco declaró en 1998 a esta localidad de la región de Friuli-Venecia Julia Patrimonio de la Humanidad. Sus tesoros arqueológicos combinan la grandeza del Imperio Romano y los inicios del cristianismo, huellas que se plasman en su basílica, en sus mosaicos y en sus restos romanos desperdigados por la población.

Visitar Aquilea significa un viaje por la historia


Aquilea se fundó en 181 antes de Cristo como colonia romana por su ubicación estratégica entre el puerto y el interior; y, precisamente, su localización potenció su prosperidad bajo el reinado de Julio César. Sin embargo, Diocleciano transformó Aquiliea en una de las mayores ciudades del Imperio Romano.

Y una flota y una ceca le potenció su poder, que se reforzó al convertirse en la sede de una comunidad cristiana libre para profesar su fe. Gracias al obispo Teodoro, comenzó la evangelización de Istria, los Balcanes y Hungría.

Mosaico


Visitar Aquileia significa sumergirte en su basílica, un complejo arquitectónico extraordinario, en el que se encuentra su joya: el mosaico de pavimento perteneciente al siglo IV. Se trata del más grande del mundo cristiano occidental con 750 metros cuadrado.

Los expertos consideran esta pieza como la obra maestra de arte y religión, y lo describen como una pieza de intrincados diseños con representaciones de escenas bíblicas y mitológicas con una conservación asombrosa.


Pero, además de la basílica y el cementerio de soldados detrás del templo, el visitante debe contemplar la zona arqueológica de Aquilea, en la que se encuentran los restos de la antigua ciudad romana.

Puedes pasear entre los restos del foro, el puerto fluvial y los mercados de la antigüedad tardía. También resulta subyugante contemplar el cementerio romano y algunas domus que reflejan cómo era la vida cotidiana del mundo romano.
Para concluir, Visitar Aquileia significa ver un tesoro que nos conecta con el pasado, desde la grandeza romana hasta la propagación del cristianismo. Su historia sigue resonando en los mosaicos y las piedras que atestiguan su relevancia en el mundo antiguo.

10Jun

Venecia, la ciudad que no existe

In Para reir by Pepógrafo / 10/06/2024 / No Comments


Venecia, la Serenísima, emerge de las aguas como un sueño. Sus canales, como venas líquidas, recorren la ciudad, entrelazando palacios y callejones. La Plaza de San Marcos, corazón de Venecia, es un escenario majestuoso. Aquí, la Basílica de San Marcos se alza con sus cúpulas doradas, mientras que el Campanile ofrece vistas panorámicas de la ciudad. Sepultada bajo un millón de turistas.

El Puente del Rialto, antigua arteria comercial, se alza en una curva elegante sobre el Gran Canal. Sus arcos de piedra son testigos silenciosos de siglos de historia y comercio. Los turistas se agolpan en sus pasarelas, capturando la esencia de Venecia en sus cámaras. Sepultado bajo un millón de turistas

Las góndolas, con sus proas curvadas y gondoleros vestidos de rayas, navegan con gracia por los canales. El suave chapoteo del agua contra la madera crea una sinfonía melancólica. Los enamorados se abrazan, mientras los venecianos, ¿Existen? acostumbrados a esta belleza, siguen con sus vidas cotidianas.

Pero no todo es idílico. La marea de turistas fluye incesante. Cámaras en mano, mapas desplegados, se mezclan con los venecianos, que sortean la multitud con paciencia. Los comerciantes ofrecen máscaras de carnaval y souvenirs, adaptándose al flujo constante de visitantes.

Venecia, ciudad de contrastes, vive en un delicado equilibrio entre su esplendor y la presión turística. Sus canales, plazas y puentes son un tesoro, pero también una carga. Los venecianos, resilientes y orgullosos, siguen luchando por preservar su identidad en medio de la marea humana.

En cada esquina, la historia y la modernidad se entrelazan. Venecia, con su encanto único, sigue siendo un imán para los viajeros, quienes, al sumergirse en sus calles, se convierten en parte de su leyenda. Sepultada bajo un millón de turistas

06Jun

Abuela Ha Muerto: El Impactante Anuncio que Sacude su Mundo

In Para reir by Pepógrafo / 06/06/2024 / No Comments

«Abuela ha muerto». Esa frase retumba en su cabeza como las insistentes campanas de una iglesia; le presiona las sienes como el martilleo de la música en una discoteca, pero ni su corazón ni su cerebro atinan con el significado.

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05Jun

El palacio más grande de Europa

In Curiosidades by Pepógrafo / 05/06/2024 / No Comments

El Palacio Real de Madrid, con su majestuosa presencia y su rica historia, es uno de los monumentos más emblemáticos de España. Situado en el corazón de la capital, este palacio no solo es un testimonio de la grandeza arquitectónica sino también un símbolo de la monarquía española y su evolución a lo largo de los siglos.

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03Jun

Te amo pero…

In Para reir by Pepógrafo / 03/06/2024 / No Comments

El borrador universal es una herramienta de uso extendido que sirve para mantener una postura y, sin despeinarse, darle la vuelta como un calcetín.

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29May

«Nieto, hay cosas que yo no tenía que haber conocido»

In Para reir by Pepógrafo / 29/05/2024 / 2 Comments

Mi amigo Luis Marcos profesaba un amor/admiración por su abuelo el coronel Vaz.

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27May

Hacer fotos a las fotos de Mogarraz, Salamanca

In Curiosidades by Pepógrafo / 27/05/2024 / 2 Comments

Mogarraz es un encantador pueblo ubicado en la comarca de Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca. Este lugar se conoce especialmente por un proyecto artístico único que adorna sus calles: las fachadas de las casas exhiben fotografías en blanco y negro de sus habitantes, creando una atmósfera nostálgica y profundamente humana.

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24May

Vacío

In Para reir by Pepógrafo / 24/05/2024 / No Comments

Tu recuerdo es como visitar una tumba vacía, un agujero frío y negro en el que ya no quedan ni los restos de la vida muerta. Tan oscuro que se tragó toda la luz de mi memoria, incapaz de verte, solo te intuye en el recuerdo convertido en espacio oscuro que alguna vez llenaron de luz tus ojos verdes.

17May

Preocuparse por chorradas

In Para reir by Pepógrafo / 17/05/2024 / 2 Comments

Hay ocasiones en las que nos quejamos sin mucho sentido: «¡Vaya mañanita. Yo pierdo las llaves y a ti se te muere el padre!».

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17May

La Casera

In Para reir by Pepógrafo / 17/05/2024 / 7 Comments
La única botella original de la Casera que queda en el mundo

La Casera, del Colaco ya escribiré cualquier día, estuvo presente en mi vida y en la vida de mi familia muchos años.

Dio de beber, y de comer, a generaciones de los míos y la botella transparente formó parte de la iconografía de mi infancia.

No sé cómo, ese agua gasificada y edulcorada, cuyas burbujas salpicaban la nariz al beberla, se convirtió en parte fundamental de la dieta de media España. La otra media bebía sifón, todavía más incomprensible.

En mi casa, mi madre, economista por la Universidad de Kelvinator que se regía por la austeridad y el ahorro en el consumo, La Casera estaba fuera de la norma. Íbamos a botella por día. Se bebía como si cualquier cosa.

Todos los mediodías, al llegar del colegio, me mandaban por una botella al bar Sanz. Como único pago me quedaba los cromos de futbolistas, que venían dentro de un capuchón de papel, envoltorio del sofisticado tapón de la botella. ¡Maldita la gracia! A mí no me gusta el fútbol.

Mi paladar unió las alineaciones del Madrid, Atlético, Osasuna, Sevilla y hasta del Alcoyano con las burbujas azucaradas de la gaseosa.

Pero si en mi casa se consumía, en la de mi abuelo se vivía de ella. Era distribuidor de la marca y tenía el colmo de la sofisticación: casera blanca, de limón y negra.

Lo que yo no sabía entonces es que la botella de La Casera, sin mediar provocación alguna, iba a traicionarme de aquella manera.

La estación de ferrocarril de Atocha significaba para mí la mitad del camino entre Pamplona y Badajoz.

Tras siete horas de viaje en el Ter, llegabas a Madrid Atocha, de donde partía el expreso de medianoche, como en la película, que a la mañana siguiente te dejaría en la estación de destino pintado de carbonilla.

El vagón de cola

Aquella estación era vapor, calor, ruido, silbidos, relojes verdes, maleteros, visitadores golpeando las ruedas de los vagones con largos martillos para conocer su estado, guardafrenos, mozos de equipajes… ¡Viajeros al tren!.

Un reloj verde

Y mi padre, delante con las maletas, y mi madre siguiéndole deprisa hacia el tren conmigo de la mano. Y yo, con una mano en la de mi madre y la otra sujetando la botella de La Casera, sorteando viajeros, visitadores, guardafrenos, jefes de estación, trenes de maletas… Entre el vapor de las máquinas, el quejido de los frenos y relojes verdes a toda velocidad.

Cámara Lenta

Yo inventé la cámara lenta. Y la inventé en la estación de Atocha, cuando aquella maldita botella de La Casera, como si no quisiera seguir el viaje, se me escapó de la mano. Lentamente, muy muy despacio, se estrelló contra el suelo. Lentamente se hizo añicos y lentamente los trocitos de cristal, las burbujas que salpicaban la nariz volaron por toda la estación.

Y se hizo un silencio como nunca he oído. Todo quedó congelado: el vapor de las máquinas suspendido en el aire como si fuera sólido, el chirrido de los frenos, los gritos de los mozos, el olor a carbón. Todo se congeló y las tres mil doscientas personas que estaban en Atocha a las once y veintiocho de aquella fatídica noche volvieron sus miradas hacia mí entre cansadas y burlescas.

Yo me quedé mirando al suelo, rojo como el carbón en la caldera de las máquinas. Así habría estado la Eternidad de la que me sacó mi madre con un tirón de la mano: «¡Vamos que perdemos el tren!».

Nunca más volví a beber casera.

Lo Que Captura La Mirada background image