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12Jul

Por tu culpa

In Para reir by Pepógrafo / 12/07/2023 / No Comments

¿Te has dado cuenta de que la vida es mucho más fácil cuando no tienes que asumir ninguna responsabilidad? ¿Para qué preocuparse por las consecuencias de tus acciones si puedes culpar a alguien más? Aquí tienes algunos consejos para convertirte en un experto en echar balones fuera:

– **Nunca admitas tus errores**. Reconocer que te has equivocado es una señal de debilidad y te hace vulnerable a las críticas. En cambio, niega la evidencia, inventa excusas o cambia de tema. Recuerda: tú nunca te equivocas, son los demás los que no te entienden.

– **Busca un chivo expiatorio**. Cuando algo salga mal, busca rápidamente a alguien a quien echarle la culpa. Puede ser tu pareja, tu jefe, tu compañero de trabajo, tu amigo, tu vecino, tu mascota o incluso el clima. Lo importante es que no seas tú el culpable. Si no encuentras a nadie, siempre puedes recurrir a los clásicos: el gobierno, la sociedad, el destino o Dios.

– **Critica a los demás**. Una buena forma de desviar la atención de tus propios defectos es señalar los de los demás. Así parecerás más inteligente, más competente y más moral que ellos. No importa si no tienes ni idea de lo que hablas, lo importante es que suenes convincente y seguro de ti mismo.

víctima

– **Juega a la víctima**. Si alguien te acusa de algo o te pide explicaciones, actúa como si fueras el más perjudicado y ofendido. Di cosas como «no es justo», «no me merezco esto», «nadie me valora», «todo el mundo está en mi contra» o «yo solo quería ayudar». Así conseguirás que los demás se sientan culpables y te compadezcan.

– **Evita las consecuencias**. Si puedes escapar de las situaciones difíciles o incómodas, mejor que mejor. No te enfrentes a los problemas, huye de ellos. No des explicaciones, ignora las llamadas. No pidas perdón, desaparece. No busques soluciones, busca distracciones.

Siguiendo estos consejos, podrás vivir una vida tranquila y cómoda sin tener que preocuparte por nada ni por nadie. Eso sí, no esperes tener muchos amigos, ni una buena reputación, ni una conciencia tranquila. Pero bueno, eso también se lo puedes echar la culpa a los demás.

29Jun

El pelo y la vida en general

In Para reir by Pepógrafo / 29/06/2023 / No Comments
Recreación de ÍA de una peluqueria

Fui a cortarme el pelo. Según la prestigiosa Kelvinator University, un hombre, blanco, heterosexual, con estudios superiores y pelo, acude a la peluquería 960 veces a lo largo de su vida, ni siquiera llega a las mil. Yo voy recorriendo esos números y observo, con horror, que cada vez estoy más cerca de la cifra fatal de los 960 pelados.

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07Jun

Lo malo de ser bueno

In Para reir by Pepógrafo / 07/06/2023 / 2 Comments

Y no es que yo lo sea, bueno, quiero decir. Lo malo de ser bueno es que te toman por tonto. A menudo, el personal confunde la educación con flaqueza, la amabilidad con debilidad, las pocas ganas de discutir con cobardía. Y así, aprovechándose de la confusión, van ganando terreno, van ocupando tu espacio hasta que te arrinconan, en cuyo caso tienes que dar la patada y dejar sorprendido al tipo que te clasificó como memo.

Te llama tu mujer: «Amore, ¿puedes sacar a Estrellita? Estoy muy liada y no tengo tiempo».

Coges el arnés, la correa, la pelota, el lanza pelota, la bolsita de la caca, la botellita de agua para limpiar el pis y, claro, a Estrellita. Y te vas a la calle con cara de perro pensando por qué tu mujer siempre está muy liada y cuándo le vas a decir que la saque ella. Nunca.

Estrellita, mientras tanto, pasa de ti y de la pelota, y se dedica a ladrar a los gatos y a las motos. Entre ladrido y ladrido, repasas todas las ocasiones que el personal te toma por gil.

El vecino de la plaza de garaje, que te dijo un día si no te importaba que aparcara su coche pegado al tuyo para que le cupiera su moto y, ahora, casi tengo que entrar por el techo en el mío.

El frutero de abajo, al que un maldito día le diste confianza, te somete con cada naranja a un tercer grado de cotilleo, sin que tu seas capaz de mandarlo al carajo.

Le tiro otra vez la pelota y me mira con cara de «ve tú por ella» y voy por ella. Hasta la perrata se aprovecha.

Un día te pide tu amigo Paco compartir la clave de Netflix para ver no sé qué película famosa. Tú, más bueno que el pan, se la das. Pasan las semanas y empieza a no ver Netflix porque hay más usuarios de los permitidos. Le preguntas a Paco y te dice que se la ha pasado a su hermana, su sobrina y al portero que le hace muchos favores. Total, pagas el Netfix del barrio y nos lo ves.

Ahora me toca recoger la caquita de Estrellita. Mientras realizo tan higiénica, cívica y asquerosa labor, recuerdo que ya no recuerdo cómo es sentarse en mi sillón preferido. Se lo ofrecí cortésmente a mi suegra un día y parece como si la hubieran sembrado en él. No se ha vuelto a levantar y si lo hace, ocupa su lugar la perrata.

El paseo y mi paciencia van llegando a su fin. No hay gato, ni moto en el barrio que no haya sido ladrado por la perra. La calle está más limpia que cuando salí, ni rastro de caca y las esquinas regadas con agua y jabón.

Subo a casa. Mi mujer, absorta en sus filigranas, me dice lo bien que me sienta pasear la perra y lo feliz que se la ve. Y yo me juro que el próximo día que me diga que la saque a pasear, me enfrentaré a mi suegra, a mi amigo Paco, al frutero, al vecino abusón y a ella. Bueno a ella no, no sea que se enfade.

Por cierto, a mí lo que me gustan son los gatos.

03Jun

El tamaño sí importa*

In Para reir by Pepógrafo / 03/06/2023 / 2 Comments

* Este post es políticamente incorrecto. No lo deje al alcance de los niños y no intente reproducirlo en casa.

Hay sociedades muy preparadas y otras menos. Esa frase con tintes racistas podría ser atribuible a cualquier seguidor de Hitler, Mussolini o el mismísimo Julio César. Pero no, yo le he comprobado en mis carnes, más concretamente en mi boca.

Dos paracetamoles en mi mano.

¿Y dónde podemos ver esa superioridad?. La pregunta tiene una respuesta sencilla e irrebatible: la superioridad se ve en la ingesta de pastillas a mano.

Viendo cualquier película norteamericana podemos encontrarnos con la escena en la que el protagonista abre el armarito de las medicinas; coge el bote de pastillas; vierte una cantidad salvaje de ellas en la palma de su mano y, con ella abierta y gesto veloz, se las lleva a la boca y se las traga. El efecto del medicamento suele ser inmediato y sanador.

Mini pastilla.

Pues bien, pensé: si George Clooney, al que no tengo nada que envidiar, puede hacer eso, yo no voy a ser menos. 

Fui al cajón de las medicinas, yo no tengo armarito. Rebusqué entre las cajas vacías, los prospectos arrugados y las tiritas que no pegan. Cogí un par de paracetamoles, los deposité en la palma de mi mano y, con el mismo gesto de Clooney, me los lleve a la boca. Resultado: me rompí la funda del paleto, me atraganté que casi me asfixio y los paracetamoles acabaron en el techo del cuarto de baño.

Tras el accidente, estudiando lo datos de las cajas negras, salieron a la luz cuestiones que lo explicaba todo. Primero: el tamaño sí importa, como puede verse en las fotografías. Segunda: hay sociedades que nos llevan años de ventaja practicando la ingesta de pastillas a mano son las preparadas.

29May

La app del odio

In Para reir by Pepógrafo / 29/05/2023 / No Comments
Llevaba tanto tiempo usando la APP del odio

Llevaba tanto tiempo usando la APP del odio que no recordaba por qué ni cuándo se la instaló. Amargado de tanto usarla, aquella mañana la desinstaló y buscó en el store de su teléfono la aplicación del amor, de la ternura y el afecto. Sin embargo, tras cada intento, su dispositivo daba error. Irritado buscó explicaciones y halló la que menos le gustó: su móvil no tenía memoria suficiente para querer.

25May

La economía del lenguaje

In Para reir by Pepógrafo / 25/05/2023 / No Comments

Unos de los principios que rigen la comunicación es el de la economía del lenguaje. Se sabe que la pereza mueve el mundo o, mejor dicho, no lo mueve. Tendemos a hacer lo menos posible para obtener los mejores resultados y la comunicación no es ajena a ese fenómeno. Si te preguntan cómo estás, es más práctico contestar con un «bien o te cuento», que dar una larga respuesta llena de pormenores sobre tu estado físico y mental.

Este tipo de respuestas económicas son particularmente útiles si vas al médico, al taller mecánico o a la taquilla de Renfe. Veamos ejemplos de los tres casos:

1.- En el médico

Visita al médico con economía del lenguaje:

Dígame qué le pasa, pregunta el doctor.

Pues mire usted, me duele el lóbulo de la oreja como si tuviera clavado un alfiler, respondo.

Doctor: ¿Ha probado usted a quitarse el alfiler que tiene clavado en el lóbulo de la oreja?

Yo: Pues va a ser eso.

Fin de la consulta.

La misma consulta sin economía del leguaje.

Doctor: Dígame qué le pasa.

Yo: Pues verá usted. El caso es que llevo días en los que mi mujer no hace mas que decirme que tengo mala cara y la oreja como la de un toro bravo. Y le digo: «Carmen, eso son cosas tuyas que eres una aprensiva y no me dejas vivir». Y ella se va a los toros y cuando vuelve me comenta que las orejas que ha cortado Morante son igualitas a la mía y que si patatín, y que si mi pobre madre viviera me diría lo mismo, pero que como es ella, no le hago caso.

Doctor: Presente este volante para que lo ingresen en psiquiatría.

En el taller

Entras al taller, al que has pedido cita hace un mes.

Con economía del lenguaje:

Buenos días, vengo a la revisión de los 100.000 kilómetros.

Respuesta del mecánico en jefe: Muy bien, aparque ahí y le llamaremos.

Sin economía del lenguaje:

Yo: Buenos días. Le traigo el coche porque tengo un dolor en el lóbulo de la oreja como si me clavaran alfileres. Y me ha dicho Carmen, mi mujer, que le urja para que me hagan la revisión, la del coche, porque en cuanto la termine nos vamos al médico a ver que me pasa. Y yo le digo que no es nada, pero ya sabe como son las mujeres y la mía no le quiero contar…

Respuesta del mecánico en jefe:

Muy bien, aparque ahí y le llamaremos.

En Renfe

Pues vas a comprar el billete de tren, te pones en la cola. Carmen, lleva media hora comparado las orejas que le han dado a Morante de la Puebla con la mía. Llega a la taquilla y pide 2 billetes a Madrid a la hora que sea, porque «mire usted», le cuenta al impávido funcionario, «mi esposo nunca me hace caso, fíjese cómo tiene la oreja. Ahora tenemos que ir en tren porque ha dejado el coche en la revisión. El médico nos manda al Ramón y Cajal porque no le ve buena pinta. Y es lo que yo le digo ¿Por qué te has clavado un alfiler en el lóbulo de la oreja?. No tienes idea buena”.

Detrás de nosotros la cola se hace interminable, y se escuchan murmullos de desaprobación. Sobre todos ellos, una voz profunda nos grita. «¡Eh, los de la oreja!, ¿es qué no conocen el principio de economía del lenguaje?.»

22May

¿Qué dicen de mí?

In Para reir by Pepógrafo / 22/05/2023 / 4 Comments

Pues, nada bueno.

La señora Pincho me preguntó el otro día que de qué hablamos cuando no está ella. La respuesta fue como un disparo: «¡Pues de ti. De qué si no!».

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19May

Ni caso

In Para reir by Pepógrafo / 19/05/2023 / No Comments

Ayer estaba yo hablando con mi amigo Felipe por teléfono y llevaba un buen rato contándole no sé qué historia. Al cabo, me pareció que hablaba solo, porque de Felipe no se oía ni la respiración. Le di un grito que pareció despertarle de su letargo me contestó asustado “ ¡estoy aquí! “. Entonces le expliqué, echando mano de mí erudición lingüística, se dos o tres cosas, pero las aprovecho muy bien.

Le expliqué, que hay una función en la lengua que se llama fática o de contacto. La cuestión es la siguiente: cuando no ves a tu interlocutor, es necesario que éste emita algún sonido que demuestra que está escuchando, por ejemplo: “ vale, sí, Aja “. De esta manera, uno se da cuenta que no es la voz que clama en el desierto.

Reverso

Pero eso me llevó a pensar que esa función tiene también su reverso, consistente en demostrarle al otro que estás allí, pero en realidad no lo estás.
Por ejemplo: llevo media hora contándole a mi mujer mis experiencias taurinas, por otro lado inexistentes, ella asiente con la cabeza, pone ojos de sorpresa, lanza alguna afirmación de vez en cuando, pero resulta que cuando paso de hablar de los toros a hablar del cambio de marchas de un Simca 1000, sigue teniendo la misma actitud, o sea que no prestaba atención ni a los toros ni al Simca. De cuerpo presente está, pero la cabeza debe volar por el hemisferio sur.

No te creas que esta acción afecta solo a mi mujer, afecta al mundo en general. Yo mismo he sido capaz de poner cara de atención en una charla y a la vez dormirme con los ojos abiertos.

Es más, estoy seguro que a estas alturas del texto, alguno lo está leyendo en diagonal mientras piensa ¿Pero de qué coño escribe este tipo?

18May

Sopa de ajo

In Para reir by Pepógrafo / 18/05/2023 / No Comments



Las sopas de ajo son un plato tradicional de la gastronomía española, especialmente de Castilla y León. Se trata de una sopa sencilla y económica, pero muy sabrosa y reconfortante, ideal para los días fríos. Para prepararlas solo necesitas unos pocos ingredientes: pan duro, ajo, pimentón, caldo, huevos y aceite de oliva. Te explicamos cómo hacerlas paso a paso:

  • Pela y pica los ajos en láminas finas. Corta el pan en rebanadas no muy gruesas y luego en trozos pequeños.
  • Calienta el aceite en una cazuela amplia y sofríe los ajos a fuego medio-bajo hasta que empiecen a dorarse. Ten cuidado de que no se quemen, porque amargarían la sopa.
  • Añade el pimentón y remueve rápidamente para que no se queme. Vierte el caldo (puede ser de pollo, de verduras o de agua con una pastilla de caldo) y lleva a ebullición. Salpimienta al gusto.
  • Añade el pan y deja cocer a fuego suave durante unos 15 minutos, removiendo de vez en cuando para que el pan se empape bien del caldo y se deshaga un poco.
  • Casca los huevos y échalos con cuidado sobre la sopa, procurando que queden enteros. Tapa la cazuela y deja cocer unos 5 minutos más o hasta que los huevos estén cuajados a tu gusto.
  • Sirve las sopas de ajo bien calientes, con un huevo por comensal. Si quieres, puedes espolvorear un poco de perejil picado por encima.

Y ya está. Así de fácil y rápido puedes preparar unas deliciosas sopas de ajo caseras. Un plato humilde pero lleno de sabor, que te hará entrar en calor y disfrutar de la cocina tradicional. ¡Buen provecho

18May

Mañana te lo cuento

In Para reir by Pepógrafo / 18/05/2023 / No Comments

La procrastinación es el arte de dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. O pasado mañana. O la semana que viene. O nunca. Es una habilidad que muchos de nosotros dominamos a la perfección, y que nos permite disfrutar de la vida sin preocuparnos por las obligaciones, los plazos o las consecuencias. ¿Para qué hacer algo ahora si podemos hacerlo más tarde? ¿O mejor aún, si podemos evitarlo por completo?

La procrastinación tiene muchas ventajas. Por ejemplo, nos ahorra tiempo y esfuerzo, ya que no tenemos que dedicarnos a tareas aburridas, difíciles o desagradables. Nos permite dedicarnos a lo que realmente nos gusta, como ver series, jugar a videojuegos o dormir la siesta. Nos ayuda a ser más creativos, ya que buscamos excusas ingeniosas para justificar nuestra falta de acción. Y nos hace más felices, ya que evitamos el estrés, la ansiedad y la frustración que supone enfrentarnos a nuestros problemas.

Pero la procrastinación también tiene algunos inconvenientes. Por ejemplo, nos hace perder oportunidades, ya que dejamos pasar el momento adecuado para hacer algo que nos podría beneficiar. Nos genera culpa, ya que sabemos que estamos incumpliendo nuestros compromisos y decepcionando a los demás. Nos reduce la autoestima, ya que nos sentimos incapaces de controlar nuestra voluntad y de alcanzar nuestras metas. Y nos crea más problemas, ya que al final tenemos que hacer las cosas con prisas, con errores o con malas consecuencias.

Así que la próxima vez que te sientas tentado a procrastinar, piensa bien si vale la pena. Tal vez podrías hacer un pequeño esfuerzo y empezar a hacer lo que tienes que hacer. O tal vez podrías seguir procrastinando y disfrutar del momento. Al fin y al cabo, mañana será otro día. O pasado mañana. O la semana que viene. O nunca.

Lo Que Captura La Mirada background image

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