El caso Koldo es una de esas historias que te hacen reír y llorar al mismo tiempo.

Se trata de una trama de corrupción que involucra a un exasesor del exministro Ábalos, a unos empresarios sin escrúpulos y a unas mascarillas que valían más que el oro.

Todo empezó cuando Koldo García, el chófer, escolta y amigo del alma de Ábalos, se le ocurrió la genial idea de cobrar comisiones por intermediar en la venta de material sanitario a distintas administraciones públicas.

Para ello, contó con la ayuda de sus socios Víctor de Aldama y Juan Carlos Cueto, dos emprendedores que habían montado una empresa fantasma llamada Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas SL.

El plan era sencillo: aprovecharse de la urgencia y la necesidad de la pandemia para inflar los precios de las mascarillas y los EPI, y repartirse el botín entre los tres.

Así, consiguieron contratos millonarios con el Ministerio de Transportes, el Ministerio del Interior, el Gobierno de Canarias, el Gobierno de Baleares y quién sabe si con algún otro más.

Guardia civíl

Pero claro, todo lo que sube tiene que bajar, y la Guardia Civil no tardó en descubrir el pastel. Tras una exhaustiva investigación, detuvo a los 20 implicados en la trama y los puso a disposición judicial. Ahora, Koldo y sus compinches se enfrentan a delitos de organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y blanqueo de capitales.

Y lo peor de todo es que no podrán disfrutar de lo que se llevaron, porque la mayor parte lo invirtieron en negocios ruinosos, como el Zamora CF, un equipo de fútbol de tercera división que preside De Aldama, o una empresa de drones que nunca despegó.

El caso Koldo es un ejemplo más de cómo el virus de la corrupción infectó a algunos aprovechados que quisieron hacerse ricos a costa de la salud de los demás.

Pero también es una muestra de cómo la justicia y la sociedad no se dejan engañar por estos sinvergüenzas. Al final, el que ríe el último ríe mejor y el que la hace la paga. Y si no, que se lo pregunten a Koldo, que ahora tendrá que cambiar su coche oficial por un furgón policial.

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