Que paren la Navidad que me bajo
Estoy harto de la Navidad. Sí, lo he dicho. Harto de los villancicos, de los adornos, de los regalos, de los turrones, de los cuñados, de los primos lejanos, de los sorteos, de los discursos, de las uvas, de los propósitos, de las rebajas, de todo. Quiero que paren la Navidad, que me bajo. Que me dejen en paz, que me voy a una isla desierta a pasar el invierno. O mejor, que me congelen y me despierten en primavera, cuando todo esto haya pasado.
No soporto la hipocresía de la Navidad. Esa falsa alegría, esa falsa solidaridad, esa falsa generosidad. Todo el año pasando de los demás, y ahora resulta que somos todos muy buenos y muy felices. ¿Por qué? ¿Porque lo dice el calendario? ¿Lo dice la tele? ¿Porque lo dice El Corte Inglés
Pues yo paso. No me dejo engañar por esta farsa. Yo no me dejo manipular por esta locura colectiva. Yo no me dejo arrastrar por esta ola de consumismo desenfrenado.
estafa
La Navidad es una estafa. Una estafa para el bolsillo, para el estómago, para el corazón. Nos hacen gastar más de lo que tenemos, comer más de lo que podemos, sentir más de lo que queremos. Crean falsas expectativas, falsas ilusiones, falsas emociones. Nos venden una felicidad de plástico, una felicidad prefabricada, una felicidad caducada. Nos hacen creer que la Navidad es la solución a todos nuestros problemas, cuando en realidad es la causa de muchos de ellos.
Por eso, yo digo basta. Basta de Navidad. Qué paren la Navidad, que me bajo. Quiero vivir mi vida como yo quiera, sin imposiciones, sin obligaciones, sin presiones. Que me dejen ser yo mismo, sin máscaras, sin disfraces, sin mentiras. Que me dejen disfrutar de lo que realmente me importa, sin ruidos, sin prisas, sin agobios. Dejadme en paz, que me voy. Adiós, Navidad. A cascarla.
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11/12/2023 at 11:46 —
¡Malaje!