«Mi gata es tan amable que me deja vivir con ella. Es una verdadera bendición tenerla en mi vida. Me encanta cómo me mira con esos ojos fríos y calculadores, como si estuviera planeando algo malvado, como mi mujer. Me encanta cómo se me acerca cuando quiere algo, como mi mujer, cual si fuera una reina y yo su súbdito.
A veces me pregunto si mi gata está tratando de enseñarme algo. Tal vez está tratando de enseñarme a ser más independiente, a no depender tanto de los demás. O tal vez está tratando de enseñarme a ser más astuto, a planear mis movimientos con anticipación.
Pero enseguida me doy cuenta de que mi gata no está tratando de enseñarme nada, simplemente está disfrutando de su vida como reina del mundo , mientras yo hago todo el trabajo sucio. Ella sabe que puede contar conmigo para alimentarla, acariciarla y limpiar su arenero.
Y yo estoy feliz de hacerlo, porque sé que nunca encontraré una compañera más leal y amorosa que mi gata. Ella es la mejor amiga que cualquier persona podría pedir, siempre y cuando le des lo que quiere. Como mi mujer.
Mi gata y mi mujer se llaman igual: Carmen. ¡Aún no sé por qué !
La historia del monasterio del Palancar es muy interesante y curiosa. Se trata del convento cristiano más pequeño del mundo, con apenas 72 metros cuadrados¹. Fue fundado en 1557 por San Pedro de Alcántara, un fraile franciscano que buscaba la máxima pobreza y austeridad¹². El monasterio se encuentra en el municipio de Pedroso de Acim, en la provincia de Cáceres, Extremadura¹⁵.
Mi mujer se queja porque arrastro los pies al andar. Eso también se lo decía mi madre a mi padre. Afirma que es una falta de respeto, una señal de pereza, una manía insoportable. Que debería levantar los pies, que debería caminar con energía, que debería cuidar mi postura. Y yo no lo entiendo. ¿Qué tiene de malo arrastrar los pies? ¿Qué daño le hago a nadie? ¿No es una forma de ahorrar esfuerzo?.
Se queja por todo. Porque arrastro los pies por la casa, porque arrastro los pies por la calle, porque arrastro los pies por el trabajo, porque arrastro los pies por el supermercado, porque arrastro los pies por el cine, porque arrastro los pies por el restaurante, porque arrastro los pies por el parque, porque arrastro los pies por la cama… Y yo no me quejo. Yo acepto sus defectos, sus caprichos, y no me quejo de sus maratonianas jornadas ante la televisión, viendo corridas de toros, tumbada en el sofá con sus piernas encima de mi.
Ella dice que soy un desastre, que no tengo remedio, que soy un caso perdido. Que debería cambiar, que debería mejorar, que debería evolucionar. Pero yo no lo veo así. ¿Qué necesidad hay de cambiar? ¿Qué hay de malo en ser como soy? ¿No es mejor ser auténtico?
Se queja porque arrastro los pies al andar. Y yo no me quejo porque ella se queja. Es una situación absurda, una discusión ridícula, una tontería monumental.
Quiere que yo deje de arrastrar los pies, pero yo no pienso dejar de hacerlo. Dice que así no podemos seguir, pero yo digo que así estamos bien. Ella dice que va a pedir el divorcio, pero yo digo que no hace falta. Dice que no me soporta, yo no digo nada. Ella dice que soy un idiota, pero yo digo que soy feliz.
Te quiero, pero no te quiero. Eres como ese plato de comida que está en la nevera desde hace semanas. Sé que está ahí, pero no tengo ganas de comerlo. Eres como ese programa de televisión que siempre está en la guía, pero nunca me animo a verlo. Eres como ese par de zapatos que compré en oferta y que nunca uso porque me hacen daño en los pies.
Te quiero, pero no te quiero. Eres como ese chiste malo que siempre cuento y que nadie entiende. Eres como esa canción pegajosa que no puedo sacarme de la cabeza, pero que me hace querer arrancarme los oídos. Eres como ese libro que tengo en la mesita de noche y que nunca termino de leer.
Te quiero, pero no te quiero. Eres como ese vecino ruidoso que siempre pone la música a todo volumen a altas horas de la noche. Eres como ese mosquito que zumba en mi oído cuando intento dormir. Eres como esa película aburrida que todos aman, pero que a mí me parece un completo desastre.
Te quiero, pero no te quiero. Eres como ese juego de mesa al que todos quieren jugar, pero yo prefiero quedarme en casa viendo Netflix. Eres como esa fiesta a la que todos van, pero yo prefiero quedarme en pijama comiendo helado.
Te quiero, pero no te quiero. Eres como ese mensaje de texto al que nunca respondo porque no sé qué decir. Eres como esa llamada perdida que veo en mi teléfono y decido ignorar. Eres como esa persona a la que le digo “nos vemos pronto” sabiendo muy bien que nunca más nos veremos.
En resumen, el esgrafiado es una técnica ornamental arquitectónica que se utiliza para decorar muros. Es una técnica antigua que ha sido utilizada durante siglos en diferentes partes del mundo. Es un arte que requiere habilidad y paciencia, pero el resultado final puede ser impresionante
Según avanza la vida, tus orgullos van cambiando de persona. Probablemente al principio estés orgulloso de tus padres, eso suele durar poco. Con el tiempo te sientes orgulloso de tus hijos, eso suele durar un poco más. Y al final llegan los nietos y con ellos el orgullo al paroxismo.
Vaya por delante que yo no los tengo y por tanto no sufro en mis carnes la abducción nietera de los abuelos que me rodean. Eso sí, todos dan por inevitable que mi distancia al nieto se esfumará cuando tenga el primero.
Mi amiga Rosa explica a los cuatro vientos la suerte de tener cuatro nietos, ¡los más listos y guapos del mundo mundial! Sí, claro, son tan increíbles que estoy seguro de que la NASA está a punto de enviar una expedición para estudiar su genialidad y belleza. Después de todo, no cualquiera puede presumir de tener nietos que eclipsan a Einstein y Brad Pitt combinados, ¿verdad?
El nieto mayor, Parsifal, es tan inteligente que ya ha descubierto la cura para el resfriado común, pero, por alguna razón, lo mantiene en secreto. Supongo que quiere tenernos a todos en suspenso. Además de listo es guapo, alto, juega al tenis y hace madalenas.
Luego está India, la nieta, que es tan lista que ha diseñado un plan para resolver todos los problemas del mundo. No puedo evitar preguntarme por qué no la han nombrado presidenta de la ONU aún. Con 7 años tiene una carácter imperial, dirige a su madre y hace los deberes del hermano mayor.
Quino, el siguiente en la lista, es un prodigio deportivo. Ha ganado tantas medallas de oro que podría abrir su propia tienda de empeño de metales preciosos. Pero, claro, no cualquiera puede entender las reglas de sus juegos, que cambian constantemente para asegurarse de que siempre gane. Y su belleza, bueno, es tan espectacular que los modelos de revista se sienten inseguros a su lado.
Finalmente, tenemos a Sofía, la artista. Sus obras de arte son tan abstractas que nadie sabe realmente qué están representando, pero eso es lo que la hace genial, ¿verdad? Y su belleza, oh, su belleza podría eclipsar incluso a las estrellas en el cielo.
Claro, si aplicamos una regla de tres, creo que eso ya no existe, las virtudes de los nietos de mi amiga Rosa se deben aplicar a todos los nietos del mundo, lo cual hace inexplicable la existencia de cazurros, melones y tontos del haba.
Creo que voy a iniciar una campaña para encontrar abuelos cuyos nietos sean sólo normalitos, porque, ¡alguien tendrá que mover el mundo entre tanta eminencia!
¡La felicidad después de un mes de vacaciones en familia es como encontrar un tesoro al final de un arco iris! Imagina esto: has pasado un mes completo con tus hijos, yernos y nietos. Ha sido un torbellino de diversión, risas y, por supuesto, caos. Pero ahora, finalmente, llega el día en que todos ellos hacen sus maletas y se despiden con sonrisas en sus rostros, listos para regresar a sus vidas cotidianas. Y tú, bueno, tú te quedas tranquilo.
Lotería
Es como s te hubiera tocado la lotería de la tranquilidad. Durante ese mes, has sido cocinero, niñera, organizador de actividades y solucionador de disputas a tiempo completo. Has inventado juegos, preparado comidas interminables y escuchado las historias más inverosímiles sobre las aventuras de tus nietos en el jardín. Has sido un superhéroe disfrazado de abuelo o abuela, sin tregua ni descanso.
Pero ahora, el silencio reina en tu hogar. Las risas estruendosas se han transformado en un apacible susurro. Los juguetes y los desordenes han desaparecido mágicamente. Puedes caminar sin tropezarte con bloques de construcción o muñecas perdidas en el sofá. Es como si tu casa hubiera regresado a la calma de una película de época. No tengo que llamar a 8 personas y equivocar el nombre.
Tienes la libertad de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida nuevamente. Puedes tomar un café caliente sin que alguien te pida atención inmediata. Tus actividades diarias se han simplificado de manera sorprendente. Ya no tienes que planificar salidas al zoológico o al parque de atracciones; puedes pasear por el jardín en paz, sin romperte la espinilla contra el camión de juguete, ¡felicidad!.
Frigorífico
Además, el frigorífico comienza a recuperar su aspecto normal. Los alimentos infantiles, los bocadillos de colores brillantes y las golosinas que parecían multiplicarse por arte de magia en tu despensa están finalmente desapareciendo. Ahora puedes comprar comida que realmente te gusta, sin preocuparte por los gustos y disgustos de tus invitados.
Tus días se llenan de actividades que habías estado posponiendo. Esa novela que has querido leer durante meses finalmente tiene su momento. La tranquilidad te permite volver a descubrir tus pasatiempos y aficiones olvidados, y quizás incluso experimentar con nuevas aventuras, como tocarte las narices, arte que siempre has deseado dominar.
A medida que disfrutas de esta paz, no puedes evitar recordar los momentos felices que compartiste con tu familia durante ese mes. A pesar de las travesuras y los desafíos, esos momentos son tesoros que guardarás para siempre. Sin embargo, por ahora, estás decidido a aprovechar al máximo esta paz temporal.
En fin, la felicidad después de un mes de vacaciones con tus amados hijos, nietos, yernos y el periquito de Manolín , es una mezcla única de gratitud, nostalgia y alivio, mucho alivio.
Los ronquidos de mi pareja son como una sinfonía nocturna que podría rivalizar con las mejores orquestas del mundo. Cada noche, cuando me sumerjo en el dulce abrazo de los sueños, comienza el concierto. Al principio son como un suave zumbido, como si un pequeño motor estuviera arrancando lentamente. Pero no te dejes engañar por esa modestia inicial, porque en cuestión de minutos, esos ronquidos alcanzan un volumen que podría despertar a un oso en hibernación.
La Nasa
En mi desesperación por encontrar una solución a este problema, probé todo tipo de remedios. Desde tapones para los oídos que me hacían parecer un astronauta de la NASA hasta almohadas de espuma de memoria que absorbían el sonido como si fueran esponjas gigantes. Incluso intenté convencer a mi pareja de que los ronquidos eran, de hecho, un nuevo género musical experimental que debía ser compartido con el mundo.
Pero nada parecía detener el estruendo nocturno. En medio de la noche, cuando los ronquidos alcanzaban su punto máximo, me encontraba al borde de la locura. Me preguntaba si debía inscribirme en un curso de interpretación de ronquidos para tratar de descifrar sus mensajes secretos. ¿Quizás estaba roncando ópera en sueños?
Un día, decidí tomar medidas extremas. Busqué en Internet y encontré un dispositivo que afirmaba ser la solución definitiva. Era un pequeño collar que se suponía que vibraba suavemente cuando detectaba ronquidos, lo que supuestamente hacía que la persona que roncaba cambiara de posición y dejara de hacerlo. Pensé que era mi billete dorado hacia noches de sueño tranquilo.
Sin embargo, la primera vez que mi pareja usó el collar, en lugar de detener los ronquidos, parecía que estaba interpretando una versión vibrante de una canción de heavy metal en medio de la noche. La vibración del collar la despertó, y su reacción fue más bien parecida a la de alguien que había sido electrocutado. ¡Fracaso total!
Así que aquí estoy, compartiendo mi vida con una virtuosa roncadora que ha convertido nuestras noches en un espectáculo épico. Sólo espero que algún día sus ronquidos se conviertan en número uno en las listas de éxitos!
El barrio de San Miguel es uno de los barrios más señeros y con una personalidad más marcada de la ciudad de Jerez de la Frontera (Andalucía, España). Surgió como arrabal al sureste de la muralla en el s. XIV, tras la conquista de la ciudad por parte de Alfonso X El Sabio1. El actual barrio de San Miguel surge a raíz del arrabal de casas que se crearon en el s. XIV a las afueras de la Puerta Real, entonces del Marmolejo, quizás la puerta principal de la ciudad.
El impulso a este arrabal de casas, además del trasiego de entradas y salidas del recinto amurallado y la cercanía del Alcázar, se debe al templo sobre una ermita previa que mandó levantar Alfonso XI en 1340, tras la Batalla del Salado, de forma que cubriese las necesidades espirituales de la incipiente población. La advocación de San Miguel acabaría por dar nombre al futuro templo y por ende, a todo el barrio1.
¿Qué tienen algunas parejas que no pueden separarse ni un minuto? ¿Acaso les da miedo perderse el uno al otro entre la multitud? ¿O es que no confían en que el otro sepa divertirse sin su presencia? Sea cual sea el motivo, lo cierto es que hay parejas que son muy pesadas y quieren ir juntas a todas partes, incluso cuando no tiene sentido.
Por ejemplo, hay parejas que van juntas al baño, como si fueran siameses. ¿Qué necesidad hay de acompañar al otro a hacer sus necesidades? ¿No es eso una falta de intimidad y de respeto? ¿Qué hacen ahí dentro, se cuentan secretos o se dan ánimos? Es algo que nunca entenderé.
Otro caso son las parejas que van juntas al gimnasio, como si fueran entrenadores personales. ¿Qué sentido tiene ir a sudar y a sufrir con el otro al lado? ¿No es mejor ir cada uno por su cuenta y luego encontrarse para relajarse? ¿Qué hacen ahí, se motivan o se vigilan? Es algo que me parece absurdo.
Y qué decir de las parejas que van juntas al trabajo, como si fueran socios. ¿Qué beneficio tiene compartir el mismo espacio laboral con el otro? ¿No es mejor tener cada uno su propio ámbito profesional y luego compartir sus experiencias? ¿Qué hacen ahí, se ayudan o compiten? Es algo que me resulta incomprensible.
En fin, hay parejas que son muy pesadas y quieren ir juntas a todas partes, sin importarles lo que piensen los demás. Quizás sea una forma de demostrar su amor, o quizás sea una forma de evitar la soledad. Sea como sea, creo que deberían aprender a darle un poco de espacio al otro, y a disfrutar de su propia individualidad. Porque al fin y al cabo, el amor no es posesión, sino libertad.
¡Y ahora vas y se lo cuentas a tu pareja!.
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