Vivir sin amor es como vivir sin aire. Es decir, es posible, pero no es muy recomendable. Después de todo, ¿quién necesita amor cuando puedes tener una vida llena de soledad y tristeza?
En lugar de tener a alguien que te ame y te apoye, puedes pasar tus días viendo películas tristes y comiendo helado directamente del envase. En lugar de tener a alguien con quien compartir tus alegrías y tus penas, puedes pasar tus noches llorando en tu almohada.
En lugar de tener a alguien que te haga sentir especial y amado, puedes pasar tus días preguntándote por qué nadie te quiere. En lugar de tener a alguien que te haga reír y te haga sentir vivo, puedes pasar tus días sintiéndote vacío y sin sentido.
Pero hey, al menos no tienes que preocuparte por las citas o las relaciones complicadas. No tienes que preocuparte por el compromiso o la fidelidad. No tienes que preocuparte por el corazón roto o la decepción.
En cambio, puedes disfrutar de una vida llena de soledad y tristeza. Puedes disfrutar de una vida llena de películas tristes y helado directamente del envase. Puedes disfrutar de una vida llena de preguntas sin respuesta y noches solitarias.
Así que si alguna vez te sientes solo o triste, recuerda que no necesitas amor para ser feliz. Todo lo que necesitas es un poco de helado y una buena película triste.»
Llevaba tanto tiempo usando la APP del odio que no recordaba por qué ni cuándo se la instaló. Amargado de tanto usarla, aquella mañana la desinstaló y buscó en el store de su teléfono la aplicación del amor, de la ternura y el afecto. Sin embargo, tras cada intento, su dispositivo daba error. Irritado buscó explicaciones y halló la que menos le gustó: su móvil no tenía memoria suficiente para querer.
Unos de los principios que rigen la comunicación es el de la economía del lenguaje. Se sabe que la pereza mueve el mundo o, mejor dicho, no lo mueve. Tendemos a hacer lo menos posible para obtener los mejores resultados y la comunicación no es ajena a ese fenómeno. Si te preguntan cómo estás, es más práctico contestar con un «bien o te cuento», que dar una larga respuesta llena de pormenores sobre tu estado físico y mental.
Este tipo de respuestas económicas son particularmente útiles si vas al médico, al taller mecánico o a la taquilla de Renfe. Veamos ejemplos de los tres casos:
1.- En el médico
Visita al médico con economía del lenguaje:
Dígame qué le pasa, pregunta el doctor.
Pues mire usted, me duele el lóbulo de la oreja como si tuviera clavado un alfiler, respondo.
Doctor: ¿Ha probado usted a quitarse el alfiler que tiene clavado en el lóbulo de la oreja?
Yo: Pues va a ser eso.
Fin de la consulta.
La misma consulta sin economía del leguaje.
Doctor: Dígame qué le pasa.
Yo: Pues verá usted. El caso es que llevo días en los que mi mujer no hace mas que decirme que tengo mala cara y la oreja como la de un toro bravo. Y le digo: «Carmen, eso son cosas tuyas que eres una aprensiva y no me dejas vivir». Y ella se va a los toros y cuando vuelve me comenta que las orejas que ha cortado Morante son igualitas a la mía y que si patatín, y que si mi pobre madre viviera me diría lo mismo, pero que como es ella, no le hago caso.
Doctor: Presente este volante para que lo ingresen en psiquiatría.
En el taller
Entras al taller, al que has pedido cita hace un mes.
Con economía del lenguaje:
Buenos días, vengo a la revisión de los 100.000 kilómetros.
Respuesta del mecánico en jefe: Muy bien, aparque ahí y le llamaremos.
Sin economía del lenguaje:
Yo: Buenos días. Le traigo el coche porque tengo un dolor en el lóbulo de la oreja como si me clavaran alfileres. Y me ha dicho Carmen, mi mujer, que le urja para que me hagan la revisión, la del coche, porque en cuanto la termine nos vamos al médico a ver que me pasa. Y yo le digo que no es nada, pero ya sabe como son las mujeres y la mía no le quiero contar…
Respuesta del mecánico en jefe:
Muy bien, aparque ahí y le llamaremos.
En Renfe
Pues vas a comprar el billete de tren, te pones en la cola. Carmen, lleva media hora comparado las orejas que le han dado a Morante de la Puebla con la mía. Llega a la taquilla y pide 2 billetes a Madrid a la hora que sea, porque «mire usted», le cuenta al impávido funcionario, «mi esposo nunca me hace caso, fíjese cómo tiene la oreja. Ahora tenemos que ir en tren porque ha dejado el coche en la revisión. El médico nos manda al Ramón y Cajal porque no le ve buena pinta. Y es lo que yo le digo ¿Por qué te has clavado un alfiler en el lóbulo de la oreja?. No tienes idea buena”.
Detrás de nosotros la cola se hace interminable, y se escuchan murmullos de desaprobación. Sobre todos ellos, una voz profunda nos grita. «¡Eh, los de la oreja!, ¿es qué no conocen el principio de economía del lenguaje?.»
La previsión del tiempo del calendario zaragozano es una de las partes más conocidas y curiosas de esta publicación anual. Se trata de una predicción meteorológica-astronómica no científica del tiempo para un año, basada en el cálculo predictivo de la Luna y el Sol y en la observación empírica de los fenómenos atmosféricos. El calendario zaragozano utiliza un método tradicional llamado cabañuelas, que consiste en observar el cielo entre el 1 y el 24 de agosto, cuando más despejado está, y asignar a cada día un mes del año siguiente. Así, el tiempo que hace el 1 de agosto se corresponde con el de enero, el del 2 con el de febrero, y así sucesivamente hasta el 12, que se relaciona con diciembre. A partir del 13 de agosto, se invierte el orden y se vuelve a empezar por enero hasta el 24.
La previsión del tiempo del calendario zaragozano no tiene validez científica ni rigor estadístico, pero tiene un gran valor cultural y folclórico. Muchas personas la consultan por curiosidad o por tradición, y algunas le atribuyen cierta eficacia para planificar sus actividades agrícolas o turísticas. El calendario zaragozano es una muestra de cómo la sabiduría popular puede ofrecer una visión alternativa y singular del tiempo y sus cambios.
El correo spam es el correo electrónico no deseado que suele tener fines publicitarios, fraudulentos o maliciosos. Recibir spam puede ser molesto, peligroso y ocupar espacio en tu bandeja de entrada. Por eso, es conveniente tomar algunas medidas para evitarlo o reducirlo. Aquí te doy algunos consejos:
Usa el filtro de spam de tu servicio de correo electrónico. La mayoría de los servicios de correo electrónico, como Gmail o Outlook, tienen un filtro de spam que clasifica los mensajes sospechosos y los envía a una carpeta especial. Revisa esta carpeta de vez en cuando para asegurarte de que no se ha filtrado ningún mensaje legítimo y marca como spam los que lo sean.
No expongas tu dirección de correo electrónico en sitios públicos. Los spammers pueden obtener tu dirección de correo electrónico si la publicas en foros, redes sociales, comentarios o sitios web poco seguros. Evita poner tu dirección de correo electrónico en estos lugares o usa una dirección alternativa que no sea tu principal.
Cuidado con los registros y suscripciones. Algunos sitios web te piden tu dirección de correo electrónico para registrarte o suscribirte a algún servicio o boletín. Antes de dar tu dirección de correo electrónico, revisa la política de privacidad del sitio y desmarca las casillas que te den permiso para enviarte publicidad o compartir tus datos con terceros.
No abras ni respondas a los mensajes de spam. Si recibes un mensaje de spam, no lo abras ni respondas, ya que así confirmarás que tu dirección de correo electrónico es válida y recibirás más spam. Tampoco hagas clic en los enlaces ni descargues los archivos adjuntos que puedan contener virus o malware.
Usa extensiones o programas anti-spam. Puedes instalar extensiones o programas anti-spam que te ayuden a bloquear o eliminar el correo no deseado. Algunos ejemplos son Spamihilator, MailWasher o Spamfence.
Siguiendo estos consejos podrás evitar o bloquear el correo spam que llega a tu bandeja de entrada y mejorar tu seguridad y privacidad. Espero haberte ayudado. 😊
El desayuno es la comida más importante del día, ya que nos aporta la energía y los nutrientes necesarios para afrontar las actividades diarias. Pero ¿cuál es el mejor desayuno? La respuesta puede variar según las preferencias, los hábitos y las necesidades de cada persona, pero hay algunos elementos que no deberían faltar en un desayuno equilibrado y saludable.
En primer lugar, es importante incluir una fuente de hidratos de carbono complejos, como el pan integral, los cereales integrales o la avena. Estos alimentos nos proporcionan fibra, que favorece el tránsito intestinal y nos ayuda a sentirnos saciados por más tiempo. Además, los hidratos de carbono son el combustible principal para el cerebro y los músculos.
En segundo lugar, es recomendable consumir una fuente de proteína de calidad, como el huevo, el queso fresco, el yogur o el jamón. Las proteínas son esenciales para la formación y el mantenimiento de los tejidos corporales, así como para la producción de hormonas y enzimas. También contribuyen a la saciedad y al control del apetito.
En tercer lugar, no hay que olvidarse de las frutas y las verduras, que nos aportan vitaminas, minerales y antioxidantes. Estos nutrientes son imprescindibles para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, la prevención de enfermedades y el cuidado de la piel y el cabello. Se recomienda consumir al menos una pieza de fruta fresca al día, preferiblemente entera y con piel. También se pueden añadir verduras al desayuno, como tomate, lechuga o aguacate.
Por último, es conveniente beber suficiente agua o infusiones para hidratarnos y facilitar la digestión. Se debe evitar el consumo excesivo de café, té o refrescos azucarados, ya que pueden provocar nerviosismo, insomnio o caries. Un vaso de leche o una bebida vegetal también pueden ser una buena opción para completar el desayuno.
En conclusión, el mejor desayuno es aquel que nos aporta todos los nutrientes que necesitamos para empezar el día con energía y salud. No hay una única forma de desayunar bien, pero sí hay algunos principios básicos que podemos seguir para hacerlo de forma equilibrada y variada.
Freír pescado es una técnica culinaria que consiste en cocinar el pescado en aceite caliente hasta que quede crujiente por fuera y jugoso por dentro. Es una forma muy popular de preparar el pescado en muchas partes del mundo, especialmente en las zonas costeras. Para freír pescado correctamente, hay que tener en cuenta algunos aspectos importantes, como el tipo de pescado, el rebozado o empanado, el aceite y la temperatura.
El tipo de pescado que se elija para freír debe ser fresco y limpio, sin piel ni espinas. Los pescados más adecuados para la fritura son los pequeños, como los boquerones, los chopitos o las sardinas, o los que se cortan en trozos pequeños, como el cazón, la merluza o el bacalao. Estos pescados se cocinan rápidamente y quedan tiernos y sabrosos.
El rebozado o empanado es la capa que se le da al pescado antes de freírlo para que quede crujiente y protegido del exceso de aceite. Se puede rebozar el pescado con harina y huevo batido, o con harina especial para freír, que suele llevar sal, pimienta y otras especias. También se puede empanar el pescado con pan rallado, que le da una textura más gruesa y firme. En ambos casos, hay que sacudir el exceso de harina o pan antes de freír.
El aceite
El aceite que se use para freír el pescado debe ser de buena calidad, preferiblemente de oliva virgen extra, que resiste mejor las altas temperaturas y aporta un sabor delicioso al pescado. El aceite debe estar limpio y nuevo cada vez que se fría el pescado, y se debe desechar después de su uso. La temperatura del aceite debe ser de unos 180ºC, lo suficiente para que el pescado se dore rápidamente sin quemarse ni quedar crudo por dentro.
Para freír el pescado, se debe usar una sartén o una freidora con abundante aceite. Se debe introducir el pescado poco a poco en el aceite caliente, sin amontonarlo ni salpicar. Se debe dejar freír durante unos segundos o minutos, dependiendo del tamaño del pescado, hasta que quede dorado por ambos lados. Se debe retirar el pescado con una espumadera y dejarlo escurrir sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Se debe servir el pescado caliente, acompañado de limón, salsa de soya o vegetales salteados
El bocadillo de jamón con lomo y queso es muy fácil de preparar y solo necesitas unos pocos ingredientes: pan, tomate, jamón serrano, lomo adobado y queso manchego. Lo primero que tienes que hacer es tostar el pan y untarlo con tomate rallado. Luego, coloca unas lonchas de jamón serrano sobre una mitad del pan y unas lonchas de lomo adobado sobre la otra. Por último, pon unas lonchas de queso manchego por encima y cierra el bocadillo. Si quieres, puedes calentarlo un poco en el horno o en el microondas para que el queso se funda.
El resultado es un bocadillo jugoso, sabroso y lleno de sabor. El jamón serrano le aporta un toque salado y curado; el lomo adobado le da un punto picante y aromático, y el queso manchego le confiere una textura cremosa y un sabor intenso. Es un bocadillo
perfecto para cualquier ocasión: desayuno, almuerzo, merienda o cena. Además, es muy nutritivo y te aporta proteínas, calcio y energía.
No lo dudes más y prueba este bocadillo de jamón con lomo y queso. Te aseguro que no te arrepentirás y que querrás repetir. Es el mejor bocadillo del mundo y te lo mereces. ¡Buen provecho!
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